Index . a nutrir paisaje protegido mirando por: Cap I Ecología de ecosistemas e hidrología urbana . 20 preguntas confesiones . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . 14 . 15 . 16 . Dinámica horizontal en humedales: esteros, bañados, meandros, cordones litorales . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . Cap II Patrimonios en ámbitos rurales, confesiones . 17 . 18 . 19 . 20 . 21 . 22 . 23 . 24 . 25 . 26 . 27 . 28 . 29 . 30 . 38 . 39 . El paisaje construído en Al Maitén . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . Cap III Paisajes culturales . 31 . 32 . 33 . 34 . 35 . 36 . 37 . Cap IV El timón 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . Cap V Leyes particulares . introito . 0 . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . 14 . 15 . 16 . 17 . 18 . 19 . 20 . 21 . 22 . 23 . 24 . 25 . 26 . 27 . 28 . 29 . 30 . 31 . 32 . 33 . 34 . 35 . 36 . 37 . 38 . 39 . 40 . Cap VI Paisajes interiores Inmanencias . 1 . 2 . . La viga de cruce . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . Joaquín Lera . . jubileo . . creación . . intangibles . . Carlos Lohlé . . Guillermo Roux . . César Pelli .
Patrimonios paisajísticos: en arte y memoria particulares Confesiones, que aprecian bajar a la voz "abstracción", del globo del Asesor Gral de Gobierno De lo abstracto en general, sin soporte en lo particular De una larga década de expresiones; que brotando de un hombre concreto tal vez alcancen a esta voz, otro asidero
Tierra anotación del20/1/01 Los erarios de la identidad humana están en su terruño, en su hogar y en su conciencia. Aunque a ésta última le caben sus fuentes más cercanas y visibles en el alma y los espíritus que en ella se alojan; y sus más profundas e invisibles en el meollo de Ego. De las relaciones del hogar cada uno puede opinar. Todos de alguna forma lo han tenido. Las relaciones al terruño, por el contrario, están desapareciendo. Sin que por ello el terruño vaya a desaparecer. Así como la conciencia y el hogar atiran; así el terruño. El instinto gregario llamándonos a construir núcleos de organización superlativos, atraen más al espíritu constructor del hombre, buscando en ellos su cobijo. La seguridad que parecen brindarle estos designios hacen que hasta la materia que corre por sus venas, por momentos pudiera ser como el cemento, gris. Aun en esta expresión acromática, estas pulsiones de la razón, parecen competir con ventajas sobre las cromáticas: el rojo de la sangre; el verde de la Naturaleza; el azul del cielo y el mar; el marrón de los leños. Como todo ámbito, cuando muy estructurado, aprisiona. Y el de las obras humanas alcanza espesuras que superan a las de cualquier selva; con la diferencia, que su organización, por más que aspira, nunca alcanza a ser orgánica. Pues los intereses que la construyeron nunca antepusieron lo orgánico a la abstracción de sus ideas. Y como éstas, las ideas, fueron hasta ayer las fuentes más frescas de licuación de identidades, sobre las que se funda contrapartida para alcanzar una identidad global común; serán siempre las crisis de identidad las que llamarán en cada vida, en el momento oportuno de máxima tensión de sus tramas, la atención de sus fuentes primarias de identidad. Y llegados a esta instancia , ya no nos abandonarán, aunque estemos aplastados de montañas de globalización. La misma globalización se enriquece de estos entuertos, pues en ellos el alma emerge con otra dimensión. Cada pueblo, sumando esfuerzos, va alcanzando su propio escaño de identidad. Y ello lo refieren en la atención, tesón, y confianza de cada obra de su elección. Los argentinos como pueblo en relación a sus progenitores europeos, aparecen tranquilos, laxos, rentados, nunca demasiado acosados, dados a buscar creces sin demasiados trabajos, a alcanzar justicia sin demasiados celos, y en general a cultivar la vida en un balance gris que hasta podría descubrir una particular bondad. Uno nunca sabe si esta particular laxitud que cultivamos no pudiera ser un regalo de mucha providencia, frente a la imposibilidad de competir por falta de ánimos forjados. Advierten en nosotros muchos europeos que nos visitan, a un pueblo generoso, dispendioso, abierto, comunicativo. Y tal vez estos atributos fueran fruto de toda esa difusa materia gris. En general los pueblos sanguíneos, a veces, repelen. Aunque claro está que sus ejemplos a veces también sorprenden. El carácter no se lleva bien con el gris. Tampoco la Naturaleza. Tampoco el terruño; tampoco el hogar. Quizás sea el gris un invento de la conciencia para suavizar pulsiones, y poner tal freno a ellas, que sólo en el extremo de sufrir en extremo gris, salimos catapultados a buscar los colores de la pasión, de la Naturaleza, del terruño y del hogar. Dejando de lado las seguridades grises de la conciencia gris. Aunque a veces, y generalmente ésto ocurre, ya se descubre algo tarde. Como en todo crepúsculo, la mirada favorecida por las luces doradas, se extiende mas allá de los cortos horizontes del mediodía. Y nos permite ver el ensueño con que quisiéramos ver la vida si volviéramos a nacer. Ésto pasa cada día. Cada día terminamos tareas que pudieran estar terminando con nuestros crepúsculos y nuestros amaneceres. El color de los sueños, sostenidos en el marco intransferible de nuestra sinceridad interior, nos pone en camino a ser útiles a cada destino. Y el esfuerzo que conllevan los destinos todos, siempre va de la mano orgánica del terruño, el hogar y el lirio de nuestra integridad siempre cada día naciente. Cuando las relaciones ancestrales han sufrido dolorosas amputaciones y lejanías, las presiones en el alma suelen ser tan grandes, que mejor por un tiempo poner paños tibios y un poco de gris. La exasperación que padecieron los que vinieron dejando del otro lado del océano los sueños de sus antepasados, tal vez necesite esta laxitud que nos envuelve sin saber cómo salir de ella. Donde todos quieren ser privilegiados al gobierno y del gobierno; y muy pocos se ocupan de atender con pasión y color humano su propio destino personal; que no necesitaría pasar por salvar la vida de nadie, siendo gobierno. Basta con la familia. Basta con el terruño. Basta con el hospedaje de cada amanecer. Basta con mirar atrás en el marco personalísimo de nuestros ancestros y sus esfuerzos, para no sólo tener consuelo, sino también obrar con estima y gen de amor propio. De aquí, órgano, color y lucro, que puede descubrir un día herederos. Francisco Javier de Eitzaga Amorrortu
La nieta de Graciela Un 23 de Mayo del año 2004, en oportunidad de compartir un almuerzo; invitación que había recibido de la Sra. Graciela, eslabón principal de familia de la granja vecina; y después de festejar dos ricos platos de lentejas; hube de ser sometido a reportaje por una de sus nietas de no más de 8 años. Sentados alrededor de la mesa familiar y con cierta turbación dado que era su primer reportaje, la niña me pregunta si recordaba cómo y cuándo había sido el primer sueño que alguna vez me indicara el camino a seguir en vocación. No acerté de inmediato a responder porque mi memoria no alcanzó a registrar ese sueño en ningún momento de su pasado. Así es que me dí a responder lo que trató de ser una aproximación a su pregunta. Le comenté que en oportunidad de terminar mis estudios secundarios transité por un test vocacional donde alcancé a expresar sin dudar cuáles serían mis deseos para el camino, que alentando, la Vida esperaba, recorriera. Y la respuesta decía no sostener deseos de estudiar, ni trabajar. Pero sí, a cambio, navegar por el mar Egeo. Los padres, hermanitas y la abuela de la niña sonrieron; casi haciéndose cómplices de mi respuesta. La niña entonces con alegría, en su pequeño bloque de papel anotó la respuesta. Desde su pequeña agenda flotante surgió de inmediato el consiguiente: “¿y lo logró?”. -”De alguna manera acaricié ese sueño, pero en transbordador; no en velero como había deseado. Y sin embargo, a pesar de no haberlo deseado, desde esa libertad que sentí de mi madre, y desde esa responsabilidad que sentí de mi padre, alcancé a estudiar mucho. Y eso luego me sirvió para alcanzar un buen trabajo. Y por ello, un día logré asumir las responsabilidades de la vida matrimonial”. -”¿Y estaba contento en su trabajo?” -”¡Claro que sí!” -”¿Y por qué?” -”Y..., porqué logré sentir pasión y satisfacción” _”¿qué es la pasión para Ud. Francisco” -”Es sentir, encendidas las tramas de la Vida” -”Y cuál fue entonces su satisfacción?” -”Fue sentir que la Vida me regalaba mucho más de lo que jamás había soñado” Conformando su alegría, la niña apuró la siguiente pregunta: -”Qué es un pensamiento para Ud.” -”Un pensamiento para mí, es siempre un pensamiento fugaz; es decir, una intuición. La reflexión y el análisis, desde hace más de dos décadas, han dejado de ser motivo de mi consideración” -”¡Y entonces cómo puede vivir?” -”Sólo siendo muy sincero en intimidad. Y dejando que mis ángeles de la guarda con sus azares, deseos y sueños, de emoción en emoción, me lleven” Con la sonrisa en el rostro de la niña y las lágrimas que centellaban en los ojos nublados de la abuela Graciela, finalizó el reportaje. Sus padres y hermanitas nos hicieron sentir en atento silencio, que nos acompañaban; cálidos en todo momento; gratificados. Sin duda, ese reportaje había fluído de las mercedes del espíritu que cohabitaba en el corazón de la abuela Graciela. Es probable que esta transcripción no sea perfecto calco del reportaje, pero ha sido, de él, mi agradecido recuerdo. Francisco
Arquitecta María Marta Vincet Querida amiga: después de tantos años de haber recalado en su experiencia ya no podría dejar de sentirla una amiga que ha guiado mis pasos en mil oportunidades. Tal vez compartiendo estímulos; sin duda, alcanzando siempre a compartir criterios. Que aun viniendo de distintas fuentes, sentimos oportunos y cercanos. En esta oportunidad me pasa, que ya a mi edad voy sintiendo algunas preocupaciones que tienen que ver con esta antigua heredad en la que vivo y que me ha mantenido sano y laborioso por casi 25 años. Sin salir nunca de ella, y sintiéndola cada día más rica y original. Las preocupaciones están apuntando a prever la división parcelaria que alcance a cada uno de mis tres hijos su porción. Y al no querer que este lugar pierda su condición natural excepcionalmente rica y antigua, se me ha instalado en el imaginario la conveniencia de urdir en vida, una salida elaborada a tal fin. Para ello, distintos azares me fueron poniendo en cercana referenciación a un documento del ICOMOS, titulado “la Carta de Florencia”; que aprobado hace casi un cuarto de siglo, apunta a la catalogación, preservación y mantenimiento de los jardines históricos. Su contenido, si bien no extenso, es muy generoso en aprecios de espíritu. Y por ésto gana mi estimación y suscita sospecha de que pudiera tal vez inicialmentey mínimamente junto a Ud. y a Susana Garay ser parte de un aun hoy no acariciado cimiento. Confidentes de algo que estimo llevaría buen trabajo; pero provechoso para nuestra Provincia al fin. En este camino que de cualquier manera, aun en solitario deberé de transitar, siento que no sólo Ud. será como siempre lo ha sido, mi guía; sino que el mejor provecho excede lo que para mí, busco. Lugares extraordinarios como éste los hay en la Provincia y por cientos. Y todos, un día no lejano, pudieran descubrirse patrimonios irremplazables e irrecuperables, si más allá de las fuentes individuales que la Vida pone afortunadamente en el camino de sus supervivencias, no vamos previendo cómo asistir su sustentación cuando sobrevienen subdivisiones de heredad que van a poco mutilando las escalas; y sus horizontes confinando a un muro perimetral. Desde la necesidad primaria que a este trabajo obligado hasta la víaadministrativa me mueve, pudiéramos sacar provecho para hacer un desarrollo de trabajo entre aquellos que nos apreciamos de compartir algo de una atesorada cosmovisión y cariño por los suelos. Por cierto, no necesito imaginar que a Ud. se le encienda el deseo de inmediato. Si a través de las consultas que le acerque buscando criterio, Ud. advirtiera su propio interés endesarrollar tarea, le ruego no deje de hacérmelo saber. Sin duda ha logrado advertir con qué gusto he desarrollado en su cercanía, esa tarea alrededor de los valles de inundación a la que llamé “Los expedientes del Valle de Santiago”. Esos más de 15.000 folios aportados de a uno en mano a 27 expedientesadministrativos, legislativos y judiciales penales; esos más de siete años de trabajo desinteresado y bien perseverante, no sólo no los siento adormecidos, sino por el contrario, guarnecidos en su misma honestidad abriendo estímulos a mayor conciencia. Conciencias que hoy desentendidas, a través de esfuerzos que siempre esperan en archivos, podrían un díapercibir algo en común. Las tareas de denuncias las completará oportuna, la misma Naturaleza. Mi confianza en ello no ha cedido en lo más mínimo. Y siempre, cuando me preguntan digo, que incluso muerto habré de trabajar en ella. Mi convicción es tan clara y sencilla, como mi desinterés personal siempre lo ha sido. Nunca he vislumbrado otra valía que la que mi vida en este lugar ha sentido. Nunca he advertido otra riqueza más rica y perdurable. Y tanto, los patrimonios que pudieran un día descubrirse en estos valles de inundación; como aquellos otros de los jardines históricos, cuya tarea, ahora sí por motivos personales persigo; siento en ambos casos, que sumar tarea en ellos pudiera enriquecer nuestra mirada común, como siempre lo ha sido; y apuntar a tarea administrativa en Gobierno, con aspiraciones legislativas; siadvirtiéramos su mejor destino en su aproximación comunitaria. La honestidad y la perseverancia no sólo califican una tarea, sino que alcanzando destino, se reconocen meollos del éxito profundo. A esta palabra “éxito” la tengo tan atragantada por bastarda, que desconfío de ella no bien aflora su guiño. Más me gusta sentir la resistencia que la Vida misma apura a nuestro insistir, a nuestro resistir, a nuestro subsistir; para sentir que así mejor nuestra asistencia trabaja por destino. Más allá de vivir recluído en isla de Naturaleza logro sentirme, aun discreto, relacionado con la Comunidad que me rodea a través de estos expedientes. Mi privacidad ha sido fuente acaudalada para concentrados esfuerzos. Y no podría sin ella reconocercreatividad. Pero con personas como Ud. y Susana Garay me complacería inolvidablemente en cercanía trabajar. Los medios que disponemos hoy para la comunicación, son tan precisos y preciosos, que no encontraría forma de olvidarlos, ni olvidarlas. La introducción a estos temas conlleva por décadas, tan sinceros y sentidos motivos, que su fluencia es pura gratificación. Y su trabajo, cuanto mayor su dulce esfuerzo, me ayuda a sostener más apropiada esperanza. Que por ello no apunto a brevedades; sino a trabajo exhaustivo. Y por ello, un día, acercar consideración más amplia. He visto el último año desaparecer en Derqui, lo último que quedaba de un fraccionamiento original de más de 3.000 hectáreas que pertenecieran en el siglo pasado a Miguel de Anchorena. Su casco había quedado reducido a la miseria de tan sólo 3.000 m2. Allí durante 15 años, un arquitecto había resistido su inolvidable pobreza; y compartiendo sin duda, algo del espíritu del lugar, logró rescatarla del abandono y el olvido. Pero la propia desgracia personal de este aislado ciudadano, no logró pese al enorme esfuerzo y habiendo finalizado todo su rescate, impedir que la suerte de este pequeño ombligo olvidado de un antiguo terruño, fuera demolido. Tal fue mi tristeza que no logré siquiera acercarme a consolarlo. No tenía consuelo. Siento desde las tripas el valor que tienen estos esfuerzos para apuntar, ahora preventivos, a sostener estos patrimonios que en el suelo de nuestra Provincia están desde el punto de vista legislativo, bien desprotegidos. Los patrimonios rurales más modestos han desaparecido por completo. Sus adobes no han resistido los usos y costumbres de la “civilización” de los mercados. Pero hay otros muchos patrimonios. ¿No habrá lugar suficiente en la Provincia para que convivan con mayor respeto los patrimonios y los demonios? A qué ignorar que un día son todos necesarios. Nuestros marcos vinculares siempre han necesitado para abrirse al amor, del silencio y ocultamiento de nuestros marcos parentales. Pero es en los momentos de parición de dolor donde nuestros cimientos parentales regalan su refugio. Refugios que siempre han estado esperándonos. Esta última formidable crisis ha dejado sobre la piel sentir ausencias descomunales de identidad. La mirada puesta en la luna de miel de los reflejos en los mercados globales y en tantos paraísos alejados de nuestra cercanía concreta, nos devuelven oportunidad de cuidar olvidados patrimonios. Que no son pequeños, sino para el ojo del mercader que allí no cuenta. Si alguien pone cariño y trabajo en ellos, la ley de ordenamiento territorial y uso del suelo habrá enriquecido en sus cimientos aquello primigenio irremplazable. Me ha tocado en suerte descubrir y sentir en esta parcela que ha sostenido tanto mi vida, la presencia de tan sólo dos tradiciones familiares durante 336 años. Sin duda, su secreta savia sostuvo la permanencia de esfuerzos en muchas vidas. Primero, desde comienzos del 1600, la tradición que de Amador Báez de Alpoin hereda Miguel de Riglos. Y luego de la donación a Manuel de la Cruz en 1712, la presencia concreta y ya anterior, de toda esta extendida familia. Aun en planos del IGM de la década del 50, figura Del Viso con el nombre de Villa Luna; en recuerdo de León Felipe Hilario Luna, esposo de Filomena Cruz, hija de Eugenio que era titular de esta parcela ya en 1812. Sus arboledas tan antiguas, ya aparecen por su apreciable entidad dibujadas en los primeros planos de altimetrías que el Ejército publicara en 1905. Uno de sus rincones más especiales ya era considerado en 1905 tan extraordinario que era llamado “la Catedral”. Cuatrocientoscincuenta árboles bien más que centenarios; trescientos que superan los sesenta años; y más de mil de alto valor ornamental, que sumados a más de dosmilquinientos arbustos alcanzando su primer cuarto de siglo, conviven en estas doce hectáreas. El espejo de agua de una hectárea y media que generando movimientos poco comunes de suelos enriquece la topografía y el paisaje, acompaña la resolución muy particular del jardín que parece haber transformado la llanura pampeana en una torta de bodas. Todo este pequeño sueño de siglos, ya reducido en extremo, no debiera fraccionarse sin previsiones para su conservación esencial. Una extendida red de servidumbres contínuas (visuales) y de tránsito entre las fracciones, depositadas su titularidad en una entidad de gestión comunitaria que se ocupe de sus respetos y el esperado aprecio de sus limitaciones por parte de mis hijos, tal vez alcancen a trasmitir algo de la coherencia con que he permanecido en este terruño para asistir a su más perdurable rescate. Sin duda, es el que suscribe portador de alientos que el mismo terruño en vivencias le otorgara para alcanzar mayor comprensión de lo que estos atesorados espacios desde hace siglosen sus moradores generan. Sus vivencias sólo devienen experiencias transmisibles a través del tesón con que se lucha en ellos. Por ello no cabe quedarse de brazos cruzados esperando los acostumbrados destinos comerciales que van acabando uno a uno con ellos. A la Provincia de Buenos Aires que atesora tantos erarios en terruños cabría la tarea de enumerar y apreciar sus destinos y cuidados. La ley de Ordenamiento Territorial y Uso del Suelo que hace 27 años considerara la figura de los clubes de campo y hace algo más de cinco años la de los barrios cerrados, tiene grabado en su preámbulo, expresiones que bien vale recordar: Son objetivos fundamentales del ordenamiento territorial asegurar la preservación y mejoramiento del medio ambiente; prescribiendo las acciones que lo degradan; creando condiciones físicas y espaciales, que con el menor costo económico y social den satisfacción a toda la comunidad; preservando los sitios de interés natural, paisajístico, histórico y turístico; implantando mecanismos que eliminen los excesos especulativos; salvaguardando los intereses generales de la comunidad; posibilitando su más orgánica participación en estos procesos, y así propiciando estímulos para la generación de la más clara conciencia; en la necesidad vital de preservar y recuperar el valor de nuestros ambientes. Estos principios están atentos a todo tipo de aportes sinceros que la nutran. Su destino es crecer acompañando esfuerzos. Nunca ha sido bloque cerrado. Y mucho menos es de imaginar quelas pequeñas escalas, los riesgos y necesidades de los patrimonios rurales pudieran quedar sin considerar, estando un día al descubierto. De eso se trata, de descubrir: esfuerzos, necesidades, riesgos, sinceridades, coherencias, antecedentes y cultura que aportan sus consideraciones. Y comenzar a conversar con aquellas personas que sientan aprecio por estas cuestiones, al menos, sobre las perspectivas de enumeración de tantas variables muy particulares que afectan el futuro de estos patrimonios. En mi caso advierto la necesidad de dejar un área perimetral de parcelas residenciales, que quedando sujetas a ventas muy diferidas en el tiempo, lograran asistir los financiamientos de las distintas áreas del jardín histórico durante los próximos cuarenta años. Si en estos 25 años de presencia laboriosa se ha advertido y enriquecido con obra poética su valor original, bien cabe estimar que en los próximos cincuenta se consolidarían las más elementales consideraciones que hoy descubro en solitario necesarias expresar. No tengo idea qué respuesta darán mis hijos a este legado, a excepción de los ejemplos de los afectos, al mismo y del mismo terruño trasmitidos. Pero los límites que dejo establecidos tal vez organicen mejor el camino a recorrer para su elemental sostén. Si esos límites estuvieran consolidados por marcos legales que pudieran participar criterios a estas cuestiones, mucho más afirmaríamos. La carta Florencia es un punto inicial de apoyo. Nuestros antecedentes, cultura mínima, sensibilidad, trabajo y sinceridad interior, pudieran ser adicional apoyo. Una vez intentadas de mensuras las escalas, tanto en número de casos, como decuestiones parcelarias,en sus fraccionamientos, en las servidumbres que asistan la coherencia que se procura preservar, en sus formas de acceso, en sus cuidados privados o públicos, se comenzará a advertir de qué estamos hablando. Y a poco se nutrirán criterios que abrirán camino a la tarea a realizar. Que será sin duda prolongada, pero que algún día habrá que comenzar. Cada situación tendrá que aportar propuesta y de su reunión se advertirá lo que logra configurar tema común. Lo particular en estos casos será sin duda tan importante como lo anterior. Pero por algún lado habrá que comenzar. Más allá de consultas a especialistas en patrimonio ligados al ICOMOS, me cabe sentir que en la Provincia Ud. conocerá a algunas personas que pudieran aportar su consideración a estas cuestiones. Verá Ud. cuán probable sea que este tema de los jardines históricos comience a abrir el tema de los jardines a consolidar en los valles de inundación. Unos y otros hacen lugar a etnografías, a intereses culturales y turísticos. Y ambos son tan valiosos que sólo pueden incorporar valor adicional a sus vecinos. Como le hube de repetir diez veces a Eduardo Gutiérrez, esos pequeños aportes de suelos ribereños a esas cesiones que el art. 59 urgía, habrían de valorizar en términos económicos el resto de sus parcelas en mucho mayor grado. Ni qué hablar de la desvaloración urbanística, paisajística, social y de agravamiento de las responsabilidades públicas que estos desaprensivos negocios al erario común transfieren. Tocar el tema de los suelos, para preservar estos aprecios que brotan de la Naturaleza y de la obra poética que ella misma inspira, es enriquecedora para nuestra propia mirada y la vuestra como urbanistas. Nada perderemos en el camino. Y si han quedado Uds. desgravadas de trabajo administrativo, prueben Uds. de volcarse a este trabajo creativo. Que ya con sus años de experiencia y crecida sensibilidad lograrán como nadie conducir a su formulación. Los años que han pasado en tantos cambios no me permiten imaginar qué pudiera haber quedado del organismo de Ordenamiento Urbano. Ya me enterarán. Pero desde aquella jovencita Silvia Rossi Ariznavarreta que conociera hace ya 21 años hasta la más reciente conocida Susana Garay, he recibido suficiente aprecio para confiar en vuestras vocaciones. Desconozco cuáles son hoy sus posibilidades para asistir a acariciar esta tarea. Quisiera imaginar estimada María Marta que Ud. en confianza me lo podrá, aunque más no sea, difusamente expresar. Esta comunicación la alcanzo a través de la Arq. Susana Garay merced al e-mail que de ella cuento. Quedando a la espera de sus mínimos comentarios le acerco con cariño mi viejo aprecio personal siempre agradecido de su criteriosa laboriosidad. Francisco Javier de Amorrortu 6/6/04
Esbozos para un expediente del Valle del Espíritu Santo Estimados Sergio y Carlos El azar quizo llevarme a descubrir un lugar, que recordé ya había apreciado estudiando cartas topográficas, alerta a sus extraordinarios relieves. Ayer, buscando a un vecino, llegué hasta el fondo del camino y me encontré con una sorpresa que quisiera tratar con Uds en tono coloquial. Me he enterado de los reclamos vecinales y celebro que abran los ojos; pues todo ese entorno, aunque olvidado, conforma la más preciosa región de Pilar. La sencilla vida, casi campestre de esos pobladores, tiene sensibilidad sobrada para estimar el daño. Los problemas que acreditan todas las tosqueras y todas las administraciones municipales en entuertos permanentes con ellas, han sido denunciadas en miles de expedientes municipales y provinciales. Ya recuerdas Sergio a quién me tocó en suerte denunciar hasta alcanzar su despido, cuando mi partido era San Miguel. El propio ministro de Obras Públicas Guadagni intervino para ello. Un lustro de expedientes, todos con dictámenes favorables, y sin embargo, violados o ignorados. Y en todos los casos, la mano violatoria era municipal. Conozco los problemas que tienen; las deudas, los aprietes; las ofertas. Siempre serán los mismos cuentos. Pero al fin y al cabo, desde el 95 a la fecha, al menos en Pilar, las cosas se enderezaron. Primero fue David; ahora tu Carlos. Y sería una lástima que caigas en desaliento o en desarreglos. Si la Municipalidad tiene problemas, es mejor que la gente se entere y no que Uds, volviendo para atrás, hagan las cosas máscomplicadas. Dejar huellas desastrosas en los más hermosos paisajes de Pilar no merece Carlos, tu auxilio. Nos hemos peleado lo suficiente como para de mi parte advertir hay en ti ancestral nobleza vasca. También sospecho hay en ti, lo mismo que en mi, el deseo de arreglar los problemas como sea. Ir al frente y dar la cara sin escuderos. Por eso te aprecio. Y aunque te equivoques o me equivoque, insistiré en apreciarte. Porque confio, que después de negarte, te abres al fin al más claro desengaño. Me pasa a mí que soy tan cabezadura como tu. Por eso te digo: ama, y haz lo que quieras. Si no tienes plata para comprar tosca, perfila las calles con lo que encuentres en el lugar. Que así ha se ha sobrellevado el ambiente circulatorio en tiempos de pobreza. No es pecado ser pobre. Un pobre nunca te pedirá que arruines un pedazo del vientre materno para tapar un agujero. Y si te limitas a perfilar calles, lo harás mucho más ligero. Ya vendrán tiempos mejores. Con locuras no arreglas nada y encima, aunque te ilusiones, te arruinas el alma. ¿Sábes como se llama en la memoria de los historiadores, ese lugar donde intentas agujerear una colina? Mejor empieza por enterarte y verás qué pronto se te iluminan las dudas, por más decisiones que hayan sido tomadas. Mientras haces el esfuerzo de recordar de qué estoy hablando, te comento que esas 3 brutas retroexcavadoras alcanzarían a extraer tosca para 10 municipios. La CAT 330L solita, te puede sacar 60.000m3 por mes. Fíjate en el manual de CAT. Has visto lo que están haciendo en el lugar. Has conocido los hermosos prados de las islas británicas. Tienes refinada cultura. Dales la oportunidad a tus vecinos que vean lo que prometen estos sueños. Tal vez, tus lágrimas un día, sumadas a las de ellos, puedan llenar esa laguna dorada a la que apuntan con bellos sueños. Las labores son hoy equivocadas. Cavando, te repito, desde lo alto de esos prados; para luego de comerse cruda una montaña, dejar en su seno la soñada aguada dorada, no reconcilia los criterios extractivos con los paisajísticos de integración plástica de suelos. Busca a un socio más creativo y sincero. Advertirás en las curvas de nivel y en las fotografías, que los trabajos apuntan a planchar las colinas; a desinflar los pechos de la madre tierra; a dejarla chata; hambrienta de los sueños que durante millones de años esperaron que tu llegaras y la festejaras. Y a qué entonces, si ese hijo pródigo tu fueras por ventura, dejarte desesperar por la pobreza de las arcas del municipio. No desfallescas en tus más íntimas convicciones; que siempre oportunas, si esforzado y en intimidad sincero, te sorprenderán respuestas; que llegarán de donde ni sueñas. Cuando despiertes, te acompañarán otras aves y otras providencias. Cuántas decisiones ha tomado Sergio, que también como nosotros sueña, pero apremiado de mil formas cada vez más se endeuda. ¿Tienes sospecha de lo que aporta a la salud el más simple respeto y aprecio de la tierra? Queriéndola, podrías ahorrarte las aspirinas de toda una vida. Podrías morirte tranquilo, deseando pronto morar en ella. El primer hospital, el primer refugio, el primer cobijo y también el último, cada día allí se te regala en los terruños con invisible asistencia. No tienes ni idea más allá del silencio con que te hospeda, cómo te dañan a ti mismo, en lo más hondo, cualquiera de estasurgidas afrentas. Compartimos la misma sangre de origen; el mismo terruño; el mismo aislamiento que nuestros genes conllevan. Cuando todos los pueblos europeos migraron al entonces fértil Sahara, nuestros ancestros quedaron por treintamil años encerrados en montañas de hielo y aislados de todos los pueblos. ¡A qué Sergio y tu apresurarse a despanzurrar la tierra por falta de reservas! Al menos, antes de hacerlo, agradece a tus abuelos, que conservaron para ti, como para Sergio, la crecida memoria afectiva y las tierras que hoy los vascos veneran. Tu no serías el hombre a cargo de tan importante tarea, si no estuvieras invitado secretamente por ellos, a cuidar la tierra y restaurar lo que queda de antiguos terruños en estas praderas. Cómo me gustaría caminar junto aUds. por esas largas colinas dejando creativas huellas de aprecio; buscando que el paseo nos calme las inclemencias de tanta tarea deficitaria acumulada. Tanto infortunio tiene raíces en sendas extractivas erradas y mercantiles ciegas cuando no apresuradas. Las audiencias públicas que el decreto 1727/02 apura, hoy serán si caminamos juntos, simples consultas. Si erramos, serán por escándalo, muy pronto, vinculantes. Luego que nos vayamos todos, la tierra seguirá sedienta de amores. Que bien pueden los vecinos, apreciar tus elecciones aunque no pongas por un tiempo toscas en sus sendas. Perfila las calles una y otra vez. Sin mermelada ni manteca. Que el pan de los pobres puede saciar igual paladares deseosos. Acompaña la pobreza de tus arcas. Que la laguna dorada no sea jamás negocio, otro que el fundado en amores cuidadosos. ¿Has visto cómo han comenzado a sacar el manto de humus? ¿Has visto cómo han cavado hasta el límite de las arboledas, sin previsión de espacios para la integración plástica de estos accidentes que ellos mismos generan? ¿Has visto cómo han comenzado a localizar la soñada laguna en los altos prados y no en los bajos vados? ¿Tienes idea de las huellas de incultura que implican estos trabajos de planchar colinas donde la topografía más afortunada del lugar reclamaría acentuar su realce? ¿Qué tareas en el paisaje han plasmado en su vida estas criaturas hambrientas de negocios, que amenazan con lasextensiones de sus afilados dientes en estas tres fieras con orugas? Me gustaría conocer al artista que las impulsa. ¿Tienes idea de las maravillas que se pueden hacer con estas fieras, si atrás de ellas va el artista.? Tu crees que el artista está a la espera de dinero para hacer su tarea. Jamás llames a ese artista. ¿Porqué no empiezas por aquí, buscándote un artista; o al artista en ti que resuelva con el alma lo que no podrías jamás con el dinero? ¿Tu crees que es lirismo esta invitación que apunto? Hace tiempo te invité a mi terruño para que advirtieras de qué estoy hablando cuando refiero de la integración plástica de accidentes en los suelos y no has tenido, con razón, este tiempo. Hace tiempo me anticipaste tu invitación a alguna reunión del comité de cuencas del cual eres secretario, y tampoco para hacerla efectiva has tenido tiempo. ¿Conoces a alguien que haya trabajado con más respeto, arte, desinterés, pasión, perseverancia, tozudez, oportunidad, originalidad, memoria, conciencia, inconciencia, providencia, anticipo, esfuerzo; golpeando siempre en el mismo clavo; y viendo cómo, más penetra, cómo más alienta? Perdona si te parezco presuntuoso o demasiado cargado de auto estima. Pero no es por amor a mi mismo que hago esta tarea. Sino por amor propio. Que siento viene de raíz y savia de terruños. Que me piden ventile, después de treinta años en estas latitudes, otro relato de valles, como lo hiciera y sigo haciendo en los expedientes del valle de Santiago aquí en Del Viso. Donde como tu y Sergio ya lo saben, llevo acumulados 15.000 folios en más de 20 expedientes administrativos, tres legislativos y tres penales, a lo largo de seis años de trabajo sin interés particular alguno, otro que no sea superar desvelos; éstos que conocidos mercaderes y Uds. sin aprecios provocan, solicitando y aprobando asentamientos humanos en los mismos fondos de este valle de inundación de doble cañada en paralelo. Ya Eduardo lo verificó en carne propia y en anegamiento que le fuera por mucho anticipado. Sabe de mi perseverancia. También en esa otra pequeña historia de la calle Ohm y las firmas de los cien vecinos y los seis expedientes, que tu mismo, Carlos, hace pocos meses, sin que yo la mencionara, recordaste. Respecto a esta sola cuestión, seguimos esperando después de cuatro años respuesta, la más elemental y tardía. Ya no se trata de arreglar con tosca una calle; sino reparar una ya declarada por Geodesia, falta administrativa grave. No necesitas aquí Sergio, ni tosca, ni análisis adicional alguno, pues el plano de Geodesia te lo dice todo. ¿Creerá el apreciado Eduardo que esta perseverancia es lirismo? Si fueran mis actitudes lirismo, no habrían tenido manos ya denunciadas, necesidad de hacer desaparecer más de “dos mil” expedientes de la sola secretaría de obras públicas; y entre ellos los míos, los más voluminosos y antiguos. Un sumario administrativo oportuno podría haber sido corrector de comportamientos laxos, algunos graves y todos necios; y muy alentador para tantos vecinos que parecen hoy indiferentes. Sin invitación me he acercado a la Comuna y es probable que lo siga haciendo con vuestros sucesores. Sintiendo, más allá de las diferencias, aprecio particular por Uds. y por tantos esfuerzos que transitando senderos errados fueron así redoblados. Siento con confianza, que la audiencia pública bien se asiste con estos aprestos en lenguaje sencillo y directo. Que espero comiencen a ejercitar. Y en forma expresa, un día me citen. Para compartir vistas y relatos de esfuerzos; que con esfuerzos hacemos cada uno, en puro presente, la historia de nuestro lugar. Al comienzo de todos los senderos, al final de todos estos presentes, encuentro a los más viejos compañeros de Pilar y de nuestra cultura: los pilotos de Garay. Aquellos que enviara hace 420 años para establecer referencias, orientaciones y posterioresmensuras, que asistieran el reparto de suertes de estancias entre sus compañeros. Al llegar a estas tierras luego de fijar el mojón de la isla de Escobar en las tierras que hoy son de Perez Companc, es probable hayan arribado a este preciso paraje cuya preservación anhelamos. Que por sus hermosísimas colinas despertaron tal admiración en estas plegadas llanuras, que al mismísimo Dios Viento, Dios de las etnias y los pueblos, Dios de las familias, Dios personal, Dios de los alientos, a su gracia ofrecieron. A sus soplos, tantos inciertos movimientos. A sus estímulos, tanto nuestros aciertos como desaciertos. Que en sinceridad interior cada uno encontrará oportuno, sentido puerto. Feliz Navidad a todos: los nuestros del valle de Santiago (Pinazo, Burgueño, luegoarroyo Escobar); y los vuestros del valle del Espíritu Santo (Luján). Agradeciendo si en cercanía de públicas audiencias logramos transitar tanta dificultad. Francisco Javier de Eitzaga Amorrortu Navidad del 2002
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