Index . a nutrir paisaje protegido mirando por:

Cap I

Ecología de ecosistemas e hidrología urbana . 20 preguntas

confesiones . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . 14 . 15 . 16 .

Dinámica horizontal en humedales: esteros, bañados, meandros, cordones litorales . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 .

Cap II

Patrimonios en ámbitos rurales, confesiones .

17 . 18 . 19 . 20 . 21 . 22 . 23 . 24 . 25 . 26 . 27 . 28 . 29 . 30 . 38 . 39 .

El paisaje construído en Al Maitén . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 .

Cap III

Paisajes culturales . 31 . 32 . 33 . 34 . 35 . 36 . 37 .

Cap IV

El timón 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 .

Cap V

Leyes particulares . introito . 0 . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . 14 . 15 . 16 . 17 . 18 . 19 . 20 . 21 . 22 . 23 . 24 . 25 . 26 . 27 . 28 . 29 . 30 . 31 . 32 . 33 . 34 . 35 . 36 . 37 . 38 . 39 . 40 .

Cap VI

Paisajes interiores

Inmanencias . 1 . 2 . . La viga de cruce . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . Joaquín Lera . . jubileo . . creación . . intangibles . . Carlos Lohlé . . Guillermo Roux . . César Pelli .

 

Patrimonios paisajísticos: en arte y memoria particulares

Confesiones, que aprecian bajar a la voz "abstracción", del globo del Asesor Gral de Gobierno

De lo abstracto en general, sin soporte en lo particular

De una larga década de expresiones; que brotando de un hombre concreto tal vez alcancen a esta voz, otro asidero

 

¿Es dable descender al hombre concreto?

Amor al Huerto, 2004

La utopía no es “el no lugar”; sino “el lugar oculto; el u-topos”.

Y se nos descubre siempre como regalo, como fenómeno eurístico (sin h), “haciendo”. Para ello, repito, “tus manos te bastarán”.

 

El proyectar suele ser para la mayoría, paso obligado.

Pero el eyectar desde los sueños; y la honestidad y perseverancia de los esfuerzos, acerca regalos cargados de la mayor identidad.

No olvidemos que si algo le falta hoy a la arquitectura, es identidad.

Por supuesto, todos quieren hoy asegurarlo todo. Meta urgida por nuestros comitentes. Pero, “al asegurarlo, lo perdemos” decía un viejo amigo picapiedras.

¿Qué es lo que perdemos?

Esa pregunta también es un buen cimiento para transportarnos “de la prepotencia a la levedad”.

Este término subrayado también me recuerda al upo-keimenon, “el que se yerguía sobre lo yaciente” en las consideraciones de mi viejo amigo picapiedras.

Supongo que muchos developers que gustan asegurarlo todo en sus proyectos, alcanzarían a rozar espantosa levedad con estas referencias, si algún misterio los acariciara un sólo instante en ellas.

El Alba que conocen los resuscitados “dice adiós a los hombres detrás de la fantástica presencia montañosa” nos recuerda Vicente Aleixandre.

El fenómeno eurístico que desde hace tantos años el querido Gastón Breyer se refuerza en explicar, se resume en el “yo no busco; encuentro” de Picasso.

Sin embargo, el viejo maestro antes de enunciar estas conclusiones, ¡váya que trabajó!

Si caben aprecios para facilitar este fenómeno, es alrededor de “nuestra privacidad, nuestra afectividad y nuestra espontaneidad”.

La teorización y la proyección merecen considerarse posteriores a este fenómeno.

Pero sin la irrupción inaugural de este fenómeno es inútil querer imaginar proyección valedera.

Radical, imperceptible, simple y no por ello, menos genial: “involuntario click”. Un “touch in soul” como diría Jung.

Cuando ésto en una vida acontece comenzamos a ver al upokeimenon “amaneciendo entre la suavidad de las laderas”; como uno más entre lo yaciente; aunque ahora, resuscitado.

Por ello, cuánta sinceridad interior, cuánta crecida sensibilidad para asistir al “ojo dulce, mirada repentina para un mundo estremecido que se tiende inefable más allá de su misma apariencia” . Esas “criaturas en la Aurora” que Vicente Aleixandre para siempre, con la maravillosa discreción de su poesía regala.

Y vivenciadas sólo por un hombre concreto. No por una institución, equipo o colegiatura.

 

El deterioro de la ciudad contemporánea se agrava y profundiza.

No parecería demasiado lejano el límite máximo de su habitabilidad. ¿Qué factores han conducido a este dramático presente?

¿Cuántos antiguos vigías y cuántos capitales de gracia serían necesarios para sentir a la ciudad como un mundo poético, sin tantos descalabros?

La invención humana que deviene de la ciencia y el desarrollo tecnológico ¿alcanzaría por sí sola a resolver los problemas de comportamiento especulativo operando en nuestros instintos gregarios? sin que el fenómeno que se nos regala en la creación y la poetización que regalamos a cambio en el trabajo afectivo, humecte nuestras obras e imaginario.

O por el contrario, es esa invención el instrumento que suelen disponer los prepotentes para llevar adelante sus propósitos.

Sin poetización en la materia del trabajo humano y sin el regalo de los fenómenos eurísticos que tantas veces imperceptibles riegan a diario nuestras vidas, ninguna arquitectura, ninguna ciudad, ninguna proyección territorial, ningún patrimonio y ninguna comunicación sostendrían matraz dondebordar lo divino más humano.

¿Cuánto tiempo hará que los vigías se retiraron de este interminable campo de batalla de intereses grises apilándose hasta el infinito?

Quien se haya vuelto loco en la ciudad ¿podrá armonizarse en ella?; o buscará un lugar donde sentir esas presencias auxiliadoras con más sencillez y claridad. ¿Serán los médicos los que conducen el éxtasis medular y la transformación que conlleva toda siempre valedera locura?

Si la locura conlleva imprescindible éxtasis para ser así calificada, cómo no va a generar a través de ella, radical transformación y recreación de condición la más humana.

Dicho con economía de palabras: no imaginemos ese lugar de armonización en la urbis o en comunidad terapéutica alguna.

También la armonización de la misma locura pasa por la tarea intimísima del hombre concreto; aún, solo y desolado.

Recuerdo a Umberto Ecco en su visita a Buenos Aires, referir de dos equipos interdisciplinarios que él había organizado para tratar de resolver el tema de cómo enfrentar el fárrago de información a que cualquier persona inteligente como él se veía sometido diariamente.

Un año después salió publicado a doble página central en el diario Clarín, la respuesta de estos equipos que supongo sería la de él mismo.

Y la respuesta era: “Irse a una isla desierta, rodeado de Naturaleza, sin un sólo libro” .

No decía sin televisor o radio, diarios o revistas, sino: “sin un sólo libro”.

¿Se habría vuelto loco este señor? Pero, sin duda, el mensaje, a pesar de oscuro, era más claro que un vaso de agua.

¿Alguien recuerda esas dos páginas centrales del diario Clarín? Será fácil encontrarlas y verificar la autenticidad de este aparente desopilante comentario.

Por cierto, no tengo noticias que Ecco haya tomado en los años que siguieron a esa supuestamente sabia, originaly tan entrañabledeclaración, una determinación tan radical.

Imagino que enfrentando al abismo de dar ese paso de desconexión y desestructuración nuclear, prefirió no obstante tan elucubrada reunión de saberes y su conclusión proyectada urbi et orbi por él mismo, dar un sencillo paso atrás.

Este comentario podría empezar a tener mayor sentido si agrego que 16 años antes que Umberto Ecco hiciera este anuncio desopilante, precisamente ese mismo paso dió el que este “ensayo” suscribe. Quemó sus 3000 libros.

No tenía nada contra ellos.

Los quería donar.

Su mujer, que los vendiera.

Y así todo fue a parar a la hoguera.

Instalado en una isla desierta rodeado de Naturaleza, no salió de ella en un cuarto de siglo sino para alcanzar a los lugares apropiados, ... una montaña de ladrillos y un día muy postergado, otra de papel.

Por supuesto, en el interín se volvió loco.

Armonizó sus estigmas con el simple apotegma de “tus manos te bastarán”

y así alcanzó a sentir con los años, merced al trabajo afectivo, ver transformados sus estigmas en emblemas.

La montaña de papel generó algunos frutos. Entre ellos: alcanzar a demorar por un par de años, más de diez mil escrituras.

Sin duda no contenían verduritas esos expedientes que durante cuatro años jamás recibieron de nadie una sola línea de respuesta.

También imagino haber alcanzado a sembrar alguna pequeña semilla de mayor conciencia entre los mismos responsables denunciados.

Y también imagino haber alcanzado a recorrer largos senderos y estar mejor preparado que el primer día para seguir en ellos.

Nadie ha podido descubrir en estos esfuerzos algún interés personal otro que comunitario.

Y de hecho, reconozco que ha sido mi único contacto con la comunidad que me rodea. La única caricia de amor que he alcanzado a mi Padre comunitario, el Estado Provincial y Municipal.

Las últimas líneas del escalón introductorio a esa montaña de papel, ...caminando por sueños y desvelos, dice así:

“Antes de agotar su más propio presente, por la elevación que sostienen y apuraron sus esfuerzos, estos expedientes fueron catalogados por el Director del Archivo Histórico de Geodesia, e incorporados junto a los registros de los antiguos pilotos y agrimensores de nuestra Provincia, bajo la denominación: Carpeta N° 24 de Pilar.

Acompañado por ellos y acompañándolos en inestimable aprecio, con su auxilio insondable persevera".

 

Desestructuración nuclear ésta que vivimos en la Argentina, en la que no hay que ser brujo, ni adivino, para estimar que la reconversión va a ser fenomenal.

Este redoblamiento califica el transitar por lugares donde nuestros abuelos ya pasaron.

Tránsito que aun sin mirar atrás, será no obstante, paso obligado. La pobreza todo lo alcanza. Su piedad y compasión, asistidas desde el más allá, infinitas.

La Vida, en su naturaleza divina y por ende, también humana, atesora profundidad suficiente para juzgarnos, dejando incluso a un lado el pasado, y tomando tan sólo en consideración, a nuestro presente.

Susciten estos textos, estímulo al amor propio, a la integridad, que a cada uno apura, para asistir ese presente.

Las formas precisas y oportunas de este consuelo me fueron regaladas por José Massoni, el Fiscal de la República.

Sin excepciones, todas las ilustraciones de esta ...montaña de papel... han sido aquí capturadas, con el ojo dulce y la mirada repentina del niño, que en veintidós añoscasi no salió de estelugar.

En ellas, Del Viso prueba ser un lugar maravilloso, para siempre atesorar.

 

En el vecino Valle de Santiago, que se extiende a lo largo de 7 km. desde Los Lagartos hasta pasado M. Savio, he visto ensueños reflejados los más hermosos prados regalando armonías al temple activo de muchísimos vecinos

Una única Naturaleza, que con trabajo animoso lograría alcanzar un día en aprecios, la misma dimensión que en esta zona aun conservan, varios antiguos terruños entrañables.

De sus erarios he hospedado estos ánimos, que sostenidos por años, insisten en construir este valle de ensueño.

Han sido en soledad estas denuncias, sólo limosnas, ni siquiera las primeras de las tantas más que solicitará su construcción.

Amor al Huerto

 

Las respuestas no están exentas de perfiles polémicos...

Con demasiada frecuencia reaparecen modelos estéticos que privilegian la pulcritud geométrica y la pureza de las formas por encima de la creación de lugares convocantes para los encuentros humanos y las vivencias espontáneas. Luis Grossman

“Te diría que soy más un equilibrista que un diseñador, con una visión más seria de la realidad. No conozco las tecnologías ni los programas para ser diseñador" Mariscal

 

Al parecer, las hay para todos los gustos. Situaciones que reflejan cuánta necesidad tenemos de los regalos de la creación que tantas veces enriquece nuestros humores. Humores que tantas veces la invención humana, asegurando progreso, con ella misma muchos hombres aprisionan.

Por ésto, la tarea proyectual no alcanza a plenar la condición humana, si no va acompañada de algo más que la cabeza del hombre proponiendo, prepotenciando ideas que sin “identidad” de cargas, terminan en el dossier del hombre prepotente.

Éste a su vez, hablará “de la gente, de los otros, de la comunidad, del país, de su ránking en el mundo, del PBI”; pero no se hará tiempo para sentir al hombre concreto que está del otro lado de su piel ausente.

Tampoco cabe que se ocupe de ello.

Pero si queremos descubrir al genio, a la creación, en la tarea proyectual, hagamos lugar para que el hombre concreto, que los hay por millones, logre actuar sin el peso aprisionador que tantos profesionales que dicen ayudar, siembran por doquier en el ejercicio colegiado de su propio actuar.

¿Cómo lograr que los profesionales se den cuenta de este abismo en que van encerrando al hombre concreto, siempre bastante más pobre que ellos; y en adición ingenuo, esperando que estos colegiados resuelvan sus problemas.

Cualquier solución se resolverá en mayor distanciamiento, mayor marginación, mayor colegiación. Y así los contrastes, calificando nuestras situaciones humanas, devienen frecuentes y claras costumbres de insinceridad “al hablar del hombre concreto”.

El hombre concreto que manejan las ciencias, las tecnologías, los lobbies, las instituciones, las empresas y las políticas en todas sus proyecciones, nunca logrará ser más que un número. Nunca un nombre y un afecto personal.

Y ésto es así, porque aunque su función sea asistir al hombre, sus escalas nunca lo acariciarán en particular.

Lo particular necesita un espacio tan propio, tan apropiado, ¿que cómo habría de brotar de una proyección, aun miniglobal?

A menos, que esa proyección considere la necesidad de un espacio, de un lugar apropiado de Naturaleza, con suficiente privacidad, donde cada criatura viviendo con espontaneidad y afectividad, logre conectarse con la Vida más allá de las proyecciones construídas por otros hombres para él.

Todas las proyecciones humanas globales terminan con el hombre concreto. Ese hombre concreto que un día necesita hacer su propio camino; ya no para desarrollar su mente o bolsillo; sino para religarse a sus cimientos, tanto como las propuestas que lo quieren religado al amor que mueve al sol y a las estrellas.

No tiene el menor sentido que desde esta comunicación intente señalar los caminos de las pro-yecciones de la invención humana que ya están en manos de cerebros increíbles que harán de nuestras vidas una maravilla.

¿Quién puede frenar a un señor Poolte haciendo viviendas unifamiliares en el planeta con una inventiva de clonación imbatible?

¿Quién pude frenar a los lobbies organizando las 24 horas al día sus negocios; negocios en donde queda atrapada “la gente”, con toda la miel adicional de sus miradas tan bien publicitadas?

¿Quién puede frenar a los políticos que sedientos de buenos sentimientos, terminan sedientos de poder (casi inevitable destino el de querer manejar la vida de los “otros”)?

¿Quién puede frenar a la ciencia y a la tecnología en su destino?

¿Y quién a los científicos y a los tecnólogos siendo ellos tan precisos, razonables, necesarios, constructivos y concretos?

¿Quién puede frenar a los profesionales colegiados regulando para ellos “al servicio de la comunidad”?

¿Quién puede impedir que los entes reguladores sean copados por estos colegiados y por los políticos que los aprecian secundar?

¿Quién puede ocuparse del hombre concreto si no es su mujer con sus alientos amorosos; y sus marcos parentales arrimando ocultos sus cimientos y sus savias para todos los esfuerzos?

¿Quién hablaría de la “gente” si no es para metérsela en el bolsillo?

¿Que pez grande pensaría un segundo en el pez chico, si no es para comérselo?

Si es ley tan natural, porqué no aceptamos de una vez, que las pronominaciones del tercero del singular o del plural, terminan siendo fagocitadas; y que a eso, aunque inconcientes, apuntan muchos proyectos y discursos.

Todo proyecto apunta a a pre-afirmar, a pre-asegurar. a prepotenciar una idea. No un parecido. Mucho menos un parentesco. Y la distancia que media de las ideas al parentesco, es la misma que media de las “ideas” sobre lo que constituye”identidad”, a las “tripas” en que se apoya la identidad.

Distancias más que siderales.

Nadie puede luchar contra la pre-potencia de las proyecciones humanas; salvo otra prepotencia mayor. El que más asegura, gana.

Aunque todo, desde el comienzo, olvida al hombre concreto, que siempre queda más atrapado en las tramas de los que por él, proyectan y proyectan.

Nadie logrará jamás frenar estos impulsos de la inventiva humana por proyectar y así disimuladamente prepotenciar.

La única levedad que acarician es la de sus propias palabras.

Lejos están las seguridades que prometen y persiguen de levedad alguna. Ya están abocados a calcular sus intereses.

Falta de profunda sinceridad interior persiguen estos saberes.

Los saberes que cuentan para el hombre concreto se gestan en su más concreta interioridad. En contacto con su almohada. Ni siquiera el contacto con su mujer le alcanza, si no logra el buen contacto con su almohada.

¿Y cuántos hombres buenos, malos, ricos o pobres, tienen contacto con su almohada, pero no alcanzan a despegar del mundo de seguridades en que se han metido o los han metido?

¿Cómo escapar de ellas sin aceptar particular pobreza?

¿Algún profesional hay a la vista que recomiende estas salidas?

Si él mismo está prudentemente confinado a ser tutor y guía colegiado en estos marcos crecidísimos de la invención humana. Meollo de la más pura y palpable especulación.

De cuya raíz griega *spek o *skep devienen, tanto los horizontes más extendidos de nuestras miradas; como el reconocimiento maduro, siempre tardío de nuestros “eskepticismos” por querer abarcar territorios vedados a nuestras más propias caricias.

Ninguna utopía se resiste a las caricias de las manos afectivas puestas al trabajo.

Pero, cuántas utopías se mofan de los especuladores que sólolas miran y declaman en palabras.

De aquí ese “tus manos te bastarán” poniendo en acción personalísima cada llamado.

El tránsito en el develamiento de la utopía no conoce lo que damos en llamar “éxito”, sino cuando la materia oculta de la utopía ya se ha agotado.

La utopía solicita el insistir, el persistir, el subsistir, el consistir, el resistir y no el publicitado exsistir.

Semejante solicitud jamás podría ser solicitada por un hombre a otro; a un otro; o al Otro con mayúscula.

Los sacrificios no pueden ser pedidos por un hombre a otro.

Utopías y sacrificios se encienden en nosotros sin intermediarios que se dediquen a la proyección de sacrificios, aunque prometan sueños.

Por eso cuando oímos hablar “del hombre concreto”, descreídos, disparamos.

Del hombre concreto no se habla, si no es facilitando algo de su libertad concreta para la creación.

Acomodar a un hombre en un spa soñado por los mejores diseñadores, no facilita acceso de ese hombre a la creación, sino a especulación, a la invención de maneras de vivir cómodo, erigiéndose sobre lo yaciente. Ya sea un buen colchón; o el colchón de huesos de los diseñomarginados para la gran Calcutta.

Nadie puede resolver esta cuestión. Sería como soñar que el pez grande cuando tenga hambre o un simple deseo, no se coma al chico.

Pero sí, tal vez, comenzar a publicitar estas realidades de nuestros límites de sinceridad, que así, de a poco vayan haciendo pie en las costas de la conciencia humana.

Conciencia que hoy está lanzada a la invención especulativa en todos los órdenes. Tan revestidos de imágenes de perseguir seguridades y servicios nobles, como de ignorar los dones ocultos en cada hombre y empujarlo a ser socio de la congregación.

Tan pobre es la conciencia humana que así de pobre resulta su congregación.

La creación no depende de la congregación de las inteligencias. Sino de la honestidad y la perseverancia. De la afectividad, de la espontaneidad y de la privacidad con que asisten la creación.

Ese t'eon emmenai del que hablaba mi viejo amigo picapiedras.

Don de niños; pero no de pecho.

 

Ni siquiera la misma invención depende en mayor grado de la congregación. Aunque aquí la congregación suele ser ineludible.

El suelo de la Patria es extenso aunque muchos no lo sientan generoso; y cada criatura lograría tal vez dejar mejores huellas si tuviera un poco más de espacio para hacer en él un poquito lo que le venga en gana. Sin depender de los demás: organizadores, aseguradores y colegiados.

Lograr expresar algo con carácter, no reclama perfección. Al contrario; el carácter y la perfección juntos suelen resultar exasperantes.

Por supuesto que cuando uno asume compromisos ante terceros, las cosas tienen que estar perfectas.

Pero cuando uno construye su propio hábitat para sí, a quién le importa, mientras no lo ponga a la venta, si el enchufe del baño tiene 10 o 20 amperes.

O si el techo escurre el agua para adentro. O si el estilo Tudor pasa a ser rancho.

¿A nadie le acontece intuir? que en ese marco de libertad “interior”, la mayoría de los hombres con minúscula, esos que no están en los proyectos de nadie con nombre y apellido, tal vez encontrarían en mayor espacio, la única libertad que Papá Estado pudiera regalarles para estimularlos a construir su propia responsabilidad y así descubrir algo de su oculta y más que personal identidad

Como la responsabilidad nunca es anterior a la libertad, la respuesta del esclavo nunca es una respuesta responsable; sino obligada.

No queremos respuestas obligadas por las mil necesarias regulaciones. Éstas ya son indiscutibles.

Si queremos hablar del hombre concreto, ¿por qué no le dejamos, repito, un pequeño espacio de libertad regalada desde Papá Estado, para que en menos estrangulado hábitat, sin perjudicar a los demás, haga lo que le plazca?

¿No sería una generosa forma demantener entretenidos a tantos que hoy reclaman? Y que terminan, para el pesar del querido Luis Grossman, también ellos “colegiados” con celulares liderando marchas piqueteras.

Hasta que no hagamos un poco de hermenéutica del uso, aunque oculto, irredimiblemente despectivo, que hacemos de la palabra “otro, Otro, gente, Gente, pueblo, Pueblo, país, País, estado, Estado, es inútil que imaginemos vamos a alcanzar a rozar siquiera al hombre “concreto” con otra cosa que no sean regulaciones que van de la mano de los que tienen el timón de las variadas naves.

Si quieren proyectar un intercambio de saberes sobre estos abismos que regala la hermenéutica en el alma de cada uno de los que quieren pensando dialectizar profundo, advertirán qué presto necesitarán recalar en el “tus manos te bastarán”, para compensar de a ratos tanta gravedad.

Aquí, eso que llaman: trabajo poético, y que de mi parte , más generoso y menos complicado llamo: trabajo afectivo, reclamará encontrar ese pequeño mayor espacio de libertad para dar , aunque sean bien pobres, sus mejores personales respuestas.

Respuestas que hoy son exclusivas de profesionales.

Trillones de hombres concretos que no son profesionales viven en hábitats que son de profesionales. De personales no tienen más que la chapita en la puerta de entrada.

Por supuesto, de estas concepciones deviene otro urbanismo, otra tolerancia, otra libertad, otra oportunidad de alcanzar responsabilidad y así acariciar “identidad”

A la monarquía profesional tan educada y pensante ésto le resultará la anarquía total. Pero de hecho, la anarquía total ya está a la vista. La marginación que han creado estos seres tan inteligentes se resolverá seguramente con piedritas de colores, televisores, subsidios o cosas por el estilo. No con acceso a libertad profunda, sino a aquella que dan los lavados de cerebro de horizontes universales.

La misma monarquía que desarrolla sus mejores inventivas en los fondos de cañadas, con claro cinismo cerrando sus ojos a leyes de armonización natural. Mucho más que sustentables.

 

Nuestras ciudades se han sometido al consumismo imperante, se han deformado hasta ofrecer las peores calidades de vida y -quizá lo más alarmante- se ha pretendido corregir los rumbos de esta encrucijada maniatando a la ciudad mediante normas abstractas y manías conservacionistas.

El paradigma de la sustentabilidad, una de las grandes utopías y una de las demandas más acuciantes de la sociedad en este inicio de siglo XXI.

Sigue texto de A. López Crespo:

En la conversación con San Bernardo en el Paraíso (Paraíso XXXI-XXXII), Dante expone la sabia idea de que nuestro cuerpo no resucitará para sí mismo, sino por los que nos quieren, nos quisieron y conocieron nuestro rostro único, es decir para los otros.

Me parece que aquí el autor pierde un poco el rumbo.

“Los que nos quieren, nos quisieron y conocieron” se referencian a través del segundo pronombre del singular. Los “otros” son extrapolación del segundo, que termina localizado en el tercero. Las vivencias, que siempre amenazan la tranquilidad de la razón, vienen de la fuente de los segundos y no de los terceros. A los terceros debemos respeto. A los segundos regalamos sacrificio y amor. Proyectar para los segundos no es lo mismo que hacerlo para terceros. La diferencia es abismal. Y por tanto, más nos place muchas veces hacerlo para terceros.

La razón nos hace sentir que todo es igual. Pero váya que hay diferencia.

Aquí reside el hecho mismo por el que la arquitectura carece hoy de identidad.

La identidad reconoce parentescos físicos e intrafísicos; (NO, metafísicos).

Lo otro de y para los otros, reconoce en el mejor de los casos: ”parecidos”; o aun más licuado: “ideas”. Aunque por cierto, ambas acarician también, material lírico, épico, físico y metafísico.

El devenir de esta licuación está impreso en la misma voz “eidos”, que en tiempos de Homero hablaba del “parentesco”; dos siglos más tarde significaba “parecido”; y ya en el V, sólo “idea”.

No es para alarmarse, pues sigue natural lo que en cada vida acontece para movernos a dejar el hogar paternal y abrirnos a los campos vinculares. Y es útil, por contraste, para empezar a diferenciar entre arquetipo “colectivo”, “cuasi personal” o “definitivamente personal”.

Aun pudiendo resultar muy inventiva, es dable advertir por qué tanta tarea proyectual para terceros,no tiene “identidad”.

El “alter” hasta que no se abraza y se siente como segundo del singular, no nos regala la gracia que conforma después de un largo andar juntos: “identidad”.

Uno de los puntos de apoyo para aceptar la bondad de frutos que devienen del “tus manos te bastarán” es este punto referenciador de lo que constituye “identidad”.

Por supuesto recuerdo a aquel: “Hortelano era Belardo en las huertas de Valencia, que los trabajos obligan a lo que el hombre no piensa”.

Pero aun así, la gracia que me regala Lope no me encubre la gracia que me regala el trabajar todos los días también “del pescuezo para abajo”.

Que también este detalle ha facilitado la extrapolación de funcionalidades que hoy nos recluyen a los veinte años en una silla ergonómica en la oficina para toda la vida. Y de aquí a estar conectados a la Internet o a un televisor cinco horas diarias no hay más que un paso.

Las “cómodas y tan funcionales” jaulas de cemento, el cemento mismo, son fieles correlatos matéricos de este modelado humano.

Antes, el simple metal, la piedra o la madera, alcanzaban a suscitar en algunos humanos, sutiles correlatos mánticos mimetizados en la misma materia; e impregnados por ella, muchos eran lanzados a Vida más esforzada, arriesgada, memoriosay bella.

¿Qué correlatos lograría transmitirnos una mántica agraria, viviendo como estamos en jaulas de cemento? Tan inteligentes que bien pueden hacernos olvidar por unos siglos, de qué naturaleza fuimos y estamos hechos.

Si bien los contrastes resaltan la calidad de las vivencias, es necesaria también una vinculación que vaya más allá de lo superficial.

Y sin el cuerpo, y sin contacto con la Naturaleza, eso es imposible.

El día que no hagamos diferencia entre cuerpo y alma, ese día estas cosas estarán bien a la vista.

El entorpecimiento de los senderos que enriquecen desde el habla primigenia, la dialectización oportuna de las vivencias, es vertiginoso.

¿cómo puede ser que los presocráticos, y tal vez Platón, Aristóteles, Píndaro, hayan dicho ya lo esencial, reduciéndonos a nosotros al estado de nota preliminar?

Respuesta de Heidegger: se estaba todavía en un momento de la Historia del hombre en que el lenguaje guardaba relación con su origen misterioso, en que el ser era una luz a través del lenguaje.

Es como si ahí hubiese otro pecado original, una especie de ruptura con el logos, con los orígenes del lenguaje. Georg Steiner

"Ocultas tras las palabras se conservan eternas formas de humana y medular anunciación; pautas y paradigmas de psíquica significación. El Dios y las Diosas son allí nombradas. En busca de la historia de las palabras (el relato de sus mitos), uno adentra, cual si fuera la primera vez en plena conciencia, la evolución medular de lo anunciado.

Etimologías que lucen como terapias diferenciando lo que es profundo y colectivamente inconciente.

Una etimología puede potenciando así, relevar las represiones de fantasías sobreracionalizadas, proveyendo nuevos y compensatorios recursos, en sentidos tan profundos como los sueños". David Miller

 

A falta de recursos hermenéuticos, la cibernética y la genética nos prometen en este siglo, el mayor entretenimiento.

Y espero que también, alguna que otra paradoja que abra nuestra conciencia a más profundas consideraciones.

Me gustaría que las relaciones muy particulares que devienen de la “identidad”, aunque siempre necesariamente ocultas, no queden fuera de nuestras consideraciones.

La sicología ha construído autopistas para la alteridad.

Para la identidad sólo hay senderos ocultos, solitarios y estrechos. Cimiento y savia para sostener nuestros esfuerzos vienen de aquí.

Aunque sean, sin duda, los vientos vinculares, los que nos trascienden, “exhiben” e iluminan.

 

Sigue J.A.Crespo: Vivimos, pues, sobrevivimos más allá de nosotros mismos, para los otros, para la vida de los otros.

El modelo de sociedad de la industrialización y el consumo se asienta precisamente en el otro extremo de ese pensamiento: la vida, los recursos que pertenecen a todos (los otros) son explotados por alguien para sí mismo, para solventar intereses individuales que requieren acumular poder indefinidamente para sostener la prepotente expoliación.

Hoy sabemos que si el consumo de recursos de los habitantes de la Tierra se asemejara sólo al consumo medio de los estadounidenses, habríamos requerido cuatro planetas para sostenerlo. La casa de los hombres sobrevive pues del “aporte involuntario” de los que nada consumen; de los tres mil millones de pobres y miserables que pueblan el mundo.

Al hablar de estadounidenses se nos escapan todos los vecinos metidos en nuestra propia casa.

La trama que han tejido y siguen tejiendo los lobbies de empresas y profesionales para probar que sin ellos no existimos; que sin ellos corremos riesgo de electrocución, que sin ellos nuestra casa se vendrá abajo y quedaremos arruinados, horribles y encarcelados, es interminable. ¿Tendrá uno que ha construído su propia casa para sí, derecho a meter los dedos en el enchufe cuando le de la gana; o habrá que pedirle permiso a papá ENRE y a todo el colegio de profesionales electrotécnicos asociados que quieren ocuparse de nuestras vidas?

Nunca empresa eléctrica alguna asumió responsabilidad por lo que pudiera pasar del medidor para adentro. Tampoco ahora.

Me parece muy bien que si alguien construye para terceros, este papá los proteja. Pero si uno construye para su propia familia, a qué imaginar que este papá tiene derecho a meterse en nuestras vidas, en nuestras obras particulares; bien particulares.

Si finalmente como decía von Hayeck, las responsabilidades son individuales, mientras se mantengan en el territorio de la responsabilidad del que construye para sí, ¿a qué meterse?

Repito, si quieren cuidarme porque son buenos e inteligentes, que se ocupen del voltaje flotante en el eter televisivo.

¿Compensaría un aumento de diez veces el presupuesto educativo, toda la inyección de pérdidas educativas que generan los genios que conducen nuestra televisión?

Conducir es educar. Sea lo que sea que conduzcan. Si en ésto tan público metiéndose cinco horas diarias en nuestros hogares todo queda en manos de cada telespectador, a qué repetir un millón de veces: las responsabilidades son individuales.

Ni del pobre Papá Estado, ni de la Justicia, ni del ENRE, ni de ninguna otra esencia o institución que no sea un hombre concreto.

De esta manera vamos a educar. De la forma en que lo estamos haciendo vamos, amén de currar, a trabar y generar temprana invalidez en la mayoría de los hombres concretos .

Si hay algo que no tiene remedio, aunque el consumismo crezca endemoniado, es el aumento vertiginoso de desocupación. Sin duda, para paliar sus efectos crecerán instituciones babosas, pegándose y endiosándose con sus colegiados atrás.

Más interesante sería que si aspiramos a sostener sincera y profunda mirada al hombre concreto, le demos oportunidad de equivocarse en su ámbito privado cuantas veces le dé la gana. Y a falta de trabajo colectivo busque refugio en su trabajo individual, bien personal. Que ya hacer su casa fue siempre uno antiguo y primordial.

El Estado intente facilitar acceso a áreas con servicios apropiados. Pero debiera ser cada ciudadano, recuperando algo de su memoria genética, el que arriesga a construir su hogar como lo hicieron durante milenios sus ancestros. Aunque sus cimientos se vencieran.

Y felices y admirados estaremos de ver aparecer sus “mamarachos” bien diferenciados. Pues así serán tildadosesos ámbitos privados por la mayoría “culta” enrolada en las razones uniformadoras que sin duda conducen al Absoluto divino.

Pregunten al maestro Clorindo Testa ¿qué preferiría? si maravillas bien clonadas asegurándolo todo; o mamarachos bien diferenciados. Le sobra a este señor sensibilidad y acceso a los fenómenos eurísticos para dar respuestas creativas.

Al hombre concreto le faltan porque lo hemos dejado bien encerrado y acorralado en corral bien ajeno, aunque le pongamos el mote de “urbanístico o social”.

Tanto nos hemos ocupado de la civis o de la urbis que nos hemos olvidado del hombre concreto. Ya no es más que un número.

Por supuesto, el “vigía” que asiste los terruños nunca parece tener espacio en nuestras proyecciones.

Ni terruños, ni vigías, ni hombres concretos, ni poetización a través de la materia. ¿Me quieren decir qué y con qué van a proyectar?

Con el conocimiento sólo no alcanza ni para empezar.

En la “invención” humana sobreabunda la chatura. Pero como eso va a parar a los mercados, sus cantidades inefables no importan.

En los solitarios esfuerzos del hombre concreto, aunque no conozca de mercados, se cocina a fuego la nunca perdida y bien oculta identidad de cada uno de los mortales, para así aflorar.

Si quieren hablar de “identidad y patrimonio”, que por cierto muy bien aun en lo oculto se acompañan, recalen “en el hombre concreto”. Allí encuentra el mayor sentido la palabra “identidad”. Allí se construyen los “patrimonios”. “Esos” que luego perjuramos:”entre todos vamos a cuidar”.

 

En los inicios y construcción de un patrimonio siempre ha estado el cuerpoalma de un hombre concreto, cargado un día de solitarios esfuerzos. No precisamente el de un estilizado esteta. Y mucho menos, con el manual de instrucciones de un ente regulador.

Si hacemos lugar a los entes reguladores, ¿por qué no nos ocupamos también de ver qué lugar hacemos al hombre concreto?

No vaya a ser cosa que nos quedemos sin hombres concretos y llenos de entes reguladores, cuyos “usos y costumbres” nadie alcanzará en décadas o siglos a modificar.

La masa humana encorsetada en cemento todo proyectado moviéndose a la velocidad de la energía en un chip, puede ser imagen apropiada de la obligada fuga en malón hacia adelante en que estamos metidos.

¿Acaso la simple Naturaleza no tiene para los pobres, los locos y desamparados, mejor marco de contención? La cárcel de Ezeiza costó 4.300 US$ el m2; en tanto el Sheraton 5 estrellas de Pilar US$720 ¿A qué proyectar cárceles?

Atrás de tantos profesionales en la Argentina que aspiran a construir una sociedad de plástico descartable (pero reciclable) que funcione con la perfección de un chip, están un montón de avivados que bien se pueden ocupar de sus madres.

Al costado de ellos, marchando firmes, están las empresas norteamericanas como Poollte, la mayor productora de viviendas unifamiliares del planeta, superando todos los cánones de las reguladoras y garantizando sus casas por 10 años. Ésto es: la maravilla indiscutible que no alcanzará jamás al hombre concreto hecho picadillo. Inevitable e inocultable.

Ese 75%, (incluídos los poetas) que se las tiene que arreglar con pobreza, mejor se arreglaría si le alcanzamos un poco de espacio de libertad para arriesgar. Espacio para soñar y capital de riesgo.

Que ya, oportunamente encontrará el “capital de gracias” que cada hombre concreto encuentra cuando persevera. Aun así, jamás será útil para sumar en las seguridades que persiguen los proyectos.

Me resulta una simple e innecesaria atadura el supuesto derecho de las reguladoras o de quien fuera, de impedir que cada hombre que construye para sí su habitat, lo construya con las huellas de toda su más completa pobreza. Porque en esa actitud alcanza ocupación afectiva y oportunidad para fortalecer su amor propio. Y con él ,ver florecer su más profunda, siempre oculta identidad.

En caso que las reguladoras sufran de pavura ante la amenaza de dejar algunas cosas en manos de la responsabilidad individual del hombre concreto, que se consuelen con aclarar qué casa particular tiene su certificado de calidad

Una cosa es educar. Otra obligar, para sin duda, encima currar.

¿Averigüen cuánto sale la cajita de plástico “aprobada” de un medidor? Así, todas las cosas que terminan siendo reguladas en la Argentina, mueven el “oxígeno” de los que aspiran a un spa.

No todas las obras humanas están destinadas a ser comerciadas.

Por aquí debemos empezar si queremos dejar un mínimo espacio de libertad donde el hombre concreto sumido en la miseria o cualquier otro dolor, se pueda expresar. De lo contrario terminarán colegiados hasta los piqueteros.

El hombre que quiere construir solo su hábitat, merece ser observado en su originalidad, en su lucha, en su marginación, en su imaginación, en sus riesgos.

Y desde la libertad, educación y ejemplos de vida que le alcancemos, construirá su propia responsabilidad. Que aunque se equivoque fiero, así mejor la cultiva.

Porque dentro de sus carencias, se conforma “su” marco relativo, de valor para su familia. Es allí donde profundamente cuenta.

Nadie irá a valorar ese pequeño patrimonio humano nacido y construído de la pobreza y del esfuerzo, sino sus descendencias.

¿Quién va ir a Villa Soldati a buscar el caserío de sus abuelos?,

si sus abuelos estuvieron alojados por genios de políticos, empresarios y arquitectos que ignorando la materia prima oculta en cada hombre y persiguiendo las urgencias de la “vivienda social”, los ayudaron a meterse en una bolsa inteligente de cemento.

Por supuesto, que el hombre concreto reclama otros espacios.

Y por supuesto, que mil acomodadas proyecciones urbanísticas se tendrían que ir a pasear. Y que mil estructuradores se agarrarían la cabeza pensando que el mundo se va a desintegrar.

“¡Hagamos rápido un congreso de especialistas!”. ¿Especialistas en qué? ¿En el hombre concreto? Antes tiene que llegar el día de los aprecios; del uno en uno. Ese día, otro será el devenir de la “materia del concreto”.

Que dará oportunidades creativas al trabajo poético y por supuesto, al hombre concreto; que dejará de ser un número o cliente para los genios de los economercaderes.

El UNO a UNO no existe en los proyectos de ninguna “institución” dedicadaa la proyección.

Como no existe en los sueños de un industrial oempresa constructora soñando fabricar chorizos.

Si no entra en nuestra conciencia que al hombre concreto se lo ha de desacorralar de alguna forma muy singular y no por ello menos natural, ¿de qué servirán? las proyecciones de tantos que han descollado en potenciar la bruta marginalidad. Esos que ahora imaginan resolver intolerancias, separando las vidas con alambrados inteligentes. Que advirtiendo no alcanza para frenar su visión, algunos comienzan a reemplazar por tapias, cual murallas perimetrales más extendidas que las de Ávila. Por supuesto ignorando el mismo bastardillo decreto 27/98 que de padre intelectual bien conocido empresario, funcionario y lobbista dió lugar a estos engendros.

¿Qué fórceps intelectuales, racionales, globales, universales resolverán estas cuestiones?

Hasta la medicina está metida en estos entuertos. Ahora para mirar a un individuo hay que tener un tomógrafo. Ningún médico le irá a proponer jamás a un individuo, que intente relacionar: salud y comportamiento. Que para eso basta la sinceridad interior. No, el tomógrafo.

Todos quieren ser imprescindibles. Y nadie quiere ceder su cuota de poder.

En esta mirada se constituye la declamada bondad que en las mil regulaciones colegiadas por los mil lobbies, mercaderes y profesionales, intentamos propiciar. Nadie va a ceder nada.

Crezca entonces la conciencia de dónde estamos metidos.

La bondad declamada tampoco la proverá Poollte o la reguladora o el señor matriculado atrás de éstas, multiplicando su trabajo.

La bondad tiene siempre correlatos personalísimos de muy clara identificación.

Pueden, sin riesgo, sacar de encima del hombre concreto, a todos estos gratuitos papás.

Ésto no es de izquierda ni de derecha. Ésto es: sacarse de encima a los que estorban, curran e invalidan a los ya desvalidos.

La lista de papás institucionalizados que hacen cebo respecto de sus propias responsabilidades, es en nuestro país, interminable.

A pesar de sus declamaciones, no soportan un control íntimo de calidad como el que ellos quieren imponer a los demás.

No se le ocurra morirse, porque lucharán a brazo partido para resuscitarlo.

Antes de ir a congreso alguno, antes de hablar de sustentabilidad, necesito sacarme de encima todos estos fenómenos vitales, que cada vez más invalidan al hombre concreto.

Es obvio que al hombre concreto no se lo puede sustentar en marcos de regulaciones que no tienen correlatos de sincera profundidad.

¿Con qué sinceridad miramos nuestros etos, nuestros “usos y costumbres”? ¿Desde qué generalizada marginalidad?

¿A qué pensar en los hombres concretos que van a buscar las casas clonadas del Sr. Poolte?

Imaginemos a “los otros”; a la “gente” en general, a la población, a los que pueblan “el Suelo de la Patria”.

¿Imagina alguien esta expresión: “el suelo de la Patria” aplicada a un barrio cerrado?

Los que van a asegurarse a un barrio cerrado, no sé si pueblan; pero de seguro alambran y tapian. Y es probable que sus afeitadoras necesiten un enchufe de 20 Amp. ¿Qué enchufe afeitará conciencias?

¿Cuántas predicciones han perseguido la zanahoria del PBI?

¿Cuánta calcutización han alcanzado los mejores economistas?

Tratándose de terceros es fácil meter la pata.

¡Cuánta integridad humana y caricias hace falta para meterse en la vida de un hombre concreto!

 

La sustentabilidad, en su óptica más profunda -como plantea Rubén Pesci - “concibe a la vida como una trama, hecha de relaciones y diversidad, y por lo tanto, articulada, solidaria, sin excluidos, histórica, responsable... y por ello actúa con ternura y respeto ante todos los fenómenos de la vida”.A. López Crespo

- concebir, formular y gestionar proyectos ambientalmente sostenibles;

- manejar conocimientos e incorporar experiencias sobre procesos de participación comunitaria, y gestión y administración de recursos económicos y humanos para la concreción de proyectos; y desarrollar investigaciones aplicadas que den respuesta a los conflictos ambientales de la realidad local y/o regional y que, a su vez, nutran la creación de un cuerpo teórico y científico para elaborar las bases para un nuevo paradigma del ambiente

esa manera de actuar y hacer que se traduce en producir más / consumir más, en un proceso lineal de extracción-producción-consumo-desperdicio altamente pernicioso. Este proceso es "No sustentable". Rúben Pesci

Pues siento que sí lo es. El mundo entero lo ve.

Y a lo feo cierra los ojos, porque con eso a la conciencia del 10% sobra. Y al 20% restante de los que “existen”, alcanza.

Así de sencillo: cerrar los ojos.

En el peor de los casos mandarán al frente a un político más o menos demagógico que tranquilice por unos años con algunas promesas las cosas. Y ya está.

Y si aparece algún poeta loco, con llamarlo autista ya está. Saldrá corriendo a buscar su perdida “razón”.

El hombre concreto del que logramos hablar, debe ser de concreto plástico. Es perfectamente funcional. Y muy sustentable.

A su vez, es claro que el sello de relativo egocentrismo del humanismo renacentista debe ceder su lugar a un ecocentrismo, con el hombre dentro.

En ese sentido, desde fines del siglo pasado la filosofía y las ciencias comenzaron a aportar al mundo del conocimiento una ruptura epistemológica colosal: la concepción de sistema y, en particular, la aplicación de dicho paradigma a las ciencias del hombre y la naturaleza.

Este proceso se aceleró últimamente. Y es así que luego de décadas de concentración en el conocimiento sectorial y la profundización por el detalle se ha pasado a un nuevo tiempo donde la comprensión del todo y su comportamiento complejo es aquello que atrapa las inteligencias y las pasiones.

En esta concepción, debe reconocerse al ambiente “como la interacción dinámica del hombre y el medio”,

Desde las tripas es mucho más fácil sentir: “como la interacción dinámica del hombre y los que amaron su terruño antes que él”.

Ésto no atrapa la inteligencia. Lo atrapa todo hasta la muerte misma en que lo incorpora al suelo del terruño para seguir amando en él.

Al lado de la voz “terruño”, “el ambiente” suena aún más que abstracto. El “terruño” alcanza esencia de lo patrimonial.

El “ambiente”, en el mejor de los casos, la suave brisa inicial de apertura vincular.

El “ambiente” nunca referirá de lo profundo y oculto de la identidad.

El “terruño” atesora epifanías.

El “ambiente”, sólo perspectiva de paisajes humanos. (lo cual, si fuéramos un poquito más profundos y sinceros, no es poco)

¿Qué proyectista se daría a hablar de terruños?, sin que le quede su pluma congelada en el aire.

Aquí cabe la expresión de Mariano Cornejo:

“cómo una línea suya

perforando el espacio

nos sea imperceptible

como los brotes a la madera”.

También ésta es una vivencia única del hombre concreto.

Por eso, aunque nadie se ocupe de proyectarlo, en su terruño alguien se ocupa de él.

 

Algunos han señalado al urbanismo como a una de las manifestaciones más necesarias para tratar con arte. Por ello quisiera incluir la afectividad originaria que brota de los terruños, para no olvidar, cuando dando rienda suelta a los mercados, tapizamos el suelo de asfaltos y cementos, sólo organizados para los excesos gregarios, que sin duda alguna, aspiran y reclaman los apetitos de los mercaderes en ambiciones sin término.

Olvidando cuánto la armonizadora presencia inmediata de la naturaleza, intercalándose en nuestras estructuraciones, prisas y condicionados comportamientos, hoy perdidos de urbana cortesía, aportaría para la contención natural de estos desbordes, con mayor e incomparable economía.

Nivelando deficitarios tapujos y quiebres de tanta memoria genética

El texto que sigue fue introducción a una memoria técnica por mí presentada el 13 de Septiembre de 1986 en el Dpto. de Ordenamiento Urbano,en la ciudad de La Plata.

Apuntes para equipar el lugar

“Días atrás un urbanista expresaba su necesidad de diferenciar "espacio" y "lugar".

Al primero le adjudicaba su condición concreta y física.

Al segundo, aunque tantas veces oculto, su condición afectiva, profundamente lúdica, en donde se puede trabajar o jugar con el mismo ánimo franco de un niño.

No siempre encontramos el espacio para estos sueños, pero el lugar oculto, el "u-topos", su utopía, ya está presente en ellos.

Algún día puede aparecer el espacio concreto. Y por supuesto lo que se haga en él será pertenencia, no de la razón, más que de los afectos del corazón.

El lugar es así, un espacio que la vida misma va preparando, imperceptible.

Es por ello que nos resulta difícil alejarnos, de la misma discreción con que la vida actúa.

Más allá de un presumible esbozo de las necesidades preliminares, todo espacio por pequeño que sea, está llamado a llenar con su "humus" los reclamos íntimos que cada uno tiene de un lugar.

Incorporar la expresión "humus", puede no sólo comenzar a llenar desde ahora la desnuda condición de un espacio, sino revelarnos algo del respeto y la humildad con que ese espacio nos ha esperado hasta descubrirlo.

Y el velo de un espacio está años corriéndose, develándose.

Ningún proyecto, por complejo que sea, puede con sus líneas y palabras agotarlo; sólo puede advertirlo, prevenirlo; y desde su estanciada comunión, facilitarnos perspectiva de la acción, que permitirá a poco, ajustar y ejercitar nuestros instrumentos.

Todavía será necesario integrar nuestra sinceridad; verificar nuestro ánimo para la inversión: en el trabajo; en las viejas y en las nuevas relaciones, a través de las cuales se nos asiste y se nos hace sensibles para entrar en pertenencia, no ya de este "lugar" o aquel "espacio", sino de un "terruño".

Ahora podemos, respecto del equipamiento común y comunitario darnos a sospechar: si hablamos de un "espacio"; si estamos en un "lugar"; o si sentimos pertenecer a él como "terruño".

Y de ahí, de esa sospecha, pueden surgir distintos modos de acción.

Quien habla de un "espacio"comienza a diseñarlo.

Quien habla de un "lugar" comienza a suspirar. No sabe aún cuánto esfuerzo le demandará, pero ya descansa, y de alguna forma se comunica con él.

Quien está en aquel "espacio" calificado de un "lugar", trabaja e instaura.

Quien pertenece a un "terruño" hace todo eso;...y además,

con su sólo comportamiento, espontáneamente restaura”

Francisco Javier de Amorrortu, 1983

 

Si cuando hablamos de patrimonio no acariciamos con sencillez y confianza estos temas, transitaremos en insulsos manierismos.

Hablar de “proyectar sobre un terruño” es probar no sentir nada de estas vivencias e invertir precisamente los términos. El terruño nos proyecta a nosotros.

En estos temas, a falta de vivencias, la fenomenología es bastante más sensible que la razón.

La materia del terruño, cargada de meta, o más bien, de intrafísica, está llena de sacrificios. Por eso su cimiento es épico, aunque su verdura venga de la mano lírica.

Cuando la carta de Florencia habla de “preservar el espíritu del lugar”, ¿acaso se calla o se ruboriza?

...de los hombres entre sí (el ambiente como ámbito de comunicación humana) y del hombre no alienado ni masificado consigo mismo, en un concreto tiempo y lugar, pero en la dimensión histórica y cultural que carga de significado político a toda modificación a introducir. El ambiente no es entonces el soporte ecológico, ni una proyección ampliada de la ecología clásica, sino una nueva visión integral del mundo, más justa y responsable, con las disciplinas del conocimiento convergentes al reconocimiento de su problemática y el potenciamiento de su transformación benéfica.

La formación en las ciencias ambientales en general, y en desarrollo sustentable, en particular, comporta la ventaja de propender a una renovación de los conocimientos y la cultura en la dirección de un compromiso con la ética de la responsabilidad y la solidaridad.

En esa nueva actitud ética y solidaria, la capacitación para construir y mejorar el ambiente es la vía más eficaz para impedir que se degrade hasta lo irreversible y para comenzar desde ahora a recuperarlo.

Para ello, es necesario poner el acento en programas formativos que creen los recursos humanos y una conciencia pública generalizada que permita adoptar un proceso endógeno, genuino e integrado de desarrollo, esto es, un desarrollo ambientalmente maduro: un desarrollo sustentable.

Para arribar a esta meta, es imprescindible pasar del generalismo declamativo de la militancia ecologista, al generalismo practicante del accionar maduro sobre el ambiente. Pero también se debe pasar del mito de la especialización sectorial (que posee cada vez menos respuestas) al conocimiento holístico con rigor y nuevos horizontes de destreza específica.

Esta última y novedosa tensión recuerda un problema bien conocido. El cambio de escala de los sistemas sociales fueron concibiendo un mundo hecho de macro decisiones (tomadas en los centros de poder político, militar y económico) debajo de los cuales los individuos pueden practicar sólo una libertad individual en su pequeño universo de decisiones a micro escala (sin participación adecuada y real), que no son de otra naturaleza que la de las especificidades aludidas.

El individuo de ese mundo empieza a olvidar su condición proyectual : su condición de producir innovaciones, transformaciones, interpretaciones nuevas de la realidad. Es así como la vocación humana esencial por el proyecto empieza a perder lugar frente a la práctica cotidiana de los ritos de la civilización organizada.

Precisamente considero oportuno la presentación de este contrastante texto, para hacer sentir que aunque no alcance deslumbrante existencialidad, en su pequeño universo de decisiones el hombre concreto logra expresión tan discreta como cabal.

Y no olvida su condición proyectual porque no podría olvidarla. Porque no es él el que proyecta, sino el proyectado.

Si queremos hablar del hombre concreto avancemos un poco más.

De lo contrario estaremos hablando de una cosa, no de un hombre.

Mis interpretaciones no son nuevas, sino las más antiguas de la realidad, tapadas por los ritos de la civilización organizada buscando en autopistas de alteridad, con toda clase de inventivas, fabricar y vender piedritas de colores y fugar hacia cualquier lado que le ahorre sacrificios. Sacrificios de los cuales deviene conexión a identidad.

Para no aportar textos sobre el hombre concreto, de la mano de un desconocido como el que suscribe, acerco a James Hillman, padre de la sicología arquetipal:

“en acuerdo a Jung, es el alma la que provee relación entre hombre y mundo, al igual que entre hombre y su íntima subjetividad, el sentido primordial de personalidad”.

"El hombre deriva su humana personalidad...su conciencia de sí mismo como personalidad... primariamente de la influencia de arquetipos "cuasi personales" (CW5, 388).

“Estas figuras arquetípicas están desde el comienzo dotadas de personalidad, y no son simples personificaciones secundarias”.

“En tanto los arquetipos no representen meras relaciones funcionales, ellos se manifiestan como "daimones", agentes personales, de experiencias actuales; y en ningún modo "invenciones de imaginación" como el racionalismo necesitacreer” (CW5, 388).

“En lugar de derivar estas figuras, de nuestras condiciones psíquicas, nosotros debemos derivar nuestras condiciones psíquicas desde estas figuras (CW13, 299). No somos nosotros los que las personificamos a ellas; ellas tienen naturaleza personal, desde el mismo comienzo (idem 62).

Por lo tanto, "la internalización a través del sacrificio" debe significar algo más que "despersonalización".

“¿Significa ésto, mover la imagen del alma desde la persona exterior hasta la persona interior?

No es la persona lo que nosotros sacrificamos, sino lo personal. Internalizar a través de sacrificio no tiene nada que ver con elecciones entre exterior e interior. Esta conexión entre lo personal y el arquetipo de lo personal, ambos despersonalizan e implican sacrificio. "Sacrificio", como todos conocemos y siempre olvidamos, significa justo esta clase de conexión entre eventos personales humanos y su divino trasfondo impersonal”.

Cierra Hillman este capítulo señalando: “El ser transitivo de lo humano es transitivo en alma (esse in anima), desde el comienzo”.

“Integración, es por lo tanto, desplazamiento del punto de vista: de ella en mí; a mí, en ella."El hombre es, en la psiquis"; (no, en su psiquis).

Este reconocimiento de dónde actualmente y ontológicamente estamos, sacrifica nuestra conciencia habitual, internalizándola con el abrazo de una noción más amplia de la psiquis.

Que mayormente afecta la relativización de ego”.

 

Así también Rilke nos señala:

"las cosas no son tan comprensibles ni tan formulables como se nos quiere hacer creer casi siempre; la mayor parte de los acontecimientos son indecibles; se desarrollan en un ámbito donde nunca ha penetrado palabra alguna".

"Hemos cambiado como cambia una casa en la que ha entrado un huésped. No podemos decir quién ha llegado; tal vez no lo sepamos nunca, pero muchos indicios hablan del futuro que acaba de entrar para transformarse en nosotros, mucho antes de que acontezca y se manifieste"

"Sólo porque muchos no absorbieron el destino ni lo transformaron en sangre propia mientras vivía en ellos, no lo reconocieron cuando surgió de ellos; les era tan extraño que, en su alocado espanto, consideraron que había tenido que llegarles justo entonces, pues juraban y perjuraban que nunca habían encontrado antes algo similar en sí mismos".

"Aquel que, sin preparación ni tránsito, fuera trasladado de su habitación a lo más alto de una montaña, sentiría algo semejante: una inseguridad sin par, un sentirse a merced de lo innombrable casi lo aniquilarían"

"Pero es importante que vivamos también ésto. Todo, incluso lo inaudito, ha de ser posible. Ser valientes ante lo más extraño, maravilloso e inexplicable que nos pueda acontecer. Que los seres humanos sean cobardes en este sentido, causa un daño infinito a la vida; las experiencias que llamamos "apariciones", todo el llamado "mundo de los espíritus", la muerte, todas estas cosas tan emparentadas con nosotros, hasta tal punto han sido expulsadas de la vida por un rechazo realizado día a día, que los sentidos con los que podríamos percibirlas, se han atrofiado. El miedo ante lo inexplicable no sólo ha empobrecido el ser del individuo, sino que también las relaciones de persona a persona se han mutilado por su causa".

Si tenemos abismos, estos abismos nos pertenecen; si hay peligros, debemos intentar amarlos. Lo que parece extraño se nos transformará en algo infinitamente fiel y digno de toda confianza. Quizás todo lo horrible, en el fondo sea sólo una forma de desamparo que solicita nuestra ayuda."

 

De la sola lectura, aun sin haber vivenciado la materia de estos textos, se presiente que el arte del urbanismo está lleno de rumbos, de tan ciertos, ...menos que inciertos.

Francisco Javier de Amorrortu, 4 de Agosto del 2005