Index . a nutrir paisaje protegido mirando por:

Cap I

Ecología de ecosistemas e hidrología urbana . 20 preguntas

confesiones . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . 14 . 15 . 16 .

Dinámica horizontal en humedales: esteros, bañados, meandros, cordones litorales . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 .

Cap II

Patrimonios en ámbitos rurales, confesiones .

17 . 18 . 19 . 20 . 21 . 22 . 23 . 24 . 25 . 26 . 27 . 28 . 29 . 30 . 38 . 39 .

El paisaje construído en Al Maitén . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 .

Cap III

Paisajes culturales . 31 . 32 . 33 . 34 . 35 . 36 . 37 .

Cap IV

El timón 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 .

Cap V

Leyes particulares . introito . 0 . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . 14 . 15 . 16 . 17 . 18 . 19 . 20 . 21 . 22 . 23 . 24 . 25 . 26 . 27 . 28 . 29 . 30 . 31 . 32 . 33 . 34 . 35 . 36 . 37 . 38 . 39 . 40 .

Cap VI

Paisajes interiores

Inmanencias . 1 . 2 . . La viga de cruce . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . Joaquín Lera . . jubileo . . creación . . intangibles . . Carlos Lohlé . . Guillermo Roux . . César Pelli .

 

Patrimonios paisajísticos: en arte y memoria particulares

Confesiones, que aprecian bajar a la voz "abstracción", del globo del Asesor Gral de Gobierno

De lo abstracto en general, sin soporte en lo particular

De una larga década de expresiones; que brotando de un hombre concreto tal vez alcancen a esta voz otro asidero

 

Economía del suelo en crisis, anotación del 9/7/01

La economía de los mercados nunca fue cortesana de la naturaleza. Su urbanidad sin controles comparable a mercado persa. Ya a fines del siglo XIX pretendieron techar la plaza de Mayo para instalar una gran galería comercial. Como hubo resistencia propusieron el mismo negocio bajo el suelo.

Plan regulador mediante y cien años después, arribamos en los 70 a un código de urbanismo que durante un cuarto de siglo habría el propio Concejo Deliberante de violar para alimentar la furia nómada de los mercados; hoy trasladados a los cinturones urbanos.

Tan aprisa, que devorándose las leyes de ordenamiento territorial y uso del suelo arriban a concentraciones esquizofrénicas alambradas, sin ceder incluso calles perimetrales para futuras tramas interurbanas.

Devorándose los valles de inundación para hacer con los peores suelos los mejores negocios; que sin respetar las líneas de ribera de creciente máxima transfieren gravísimas responsabilidades hidráulicas al Estado; que sin respetar las zonas de preservación de desagües naturales destruyen los paisajes y afectan con obras permanentes sus riberas;

lobbies empresarios que argumentando vacíos legales persiguen leyes "especiales" que les confieran categoría de señores feudales; que con bolilla negra y violando el meollo de la indisoluble relación funcional y jurídica entre las partes propias y comunes se han metido ellos mismos en el infierno de mil embrollos; que ni aun con letra pequeña en los contratos y asegurándose por tiempo indefinido derechos creditorios personales que afectan los reales de sus clientes, consiguen resolver.

Presionando ante sus denuncias, en las fiscalías, en los medios de comunicación, en el Congreso; para fabricar un licuado urbanístico que tapizará de vicios "feudales" y "nada urbanos" las praderas. Basta leer los últimos artículos de este proyecto Sen. 1607/98 y Dip. 7062/00 de "urbanizaciones especiales" para descubrir los usos y costumbres de sus "economías".

El Art. 50 conformará la sede de la desvergüenza de sus arbitrios feudales, que en los inmediatos anteriores, al límite de los atropellos desarrollan. El 53 y el 55, asisten los licuados de antiguas faltas; que les permitiría a una "elite" de escribanos resolver en los papeles, los embrollos que pesan en 10.000 escrituras mucho más allá de los papeles.

Luchan con el espíritu del cacique Collazaré que habitara estas tierras antes que Garay se las arrebatara, y que aun debe amarlas y recorrerlas sin comprender los comportamientos del hombre blanco. Con el espíritu de Manuel de la Cruz, aquél antiguo vecino que desde 1695 hasta 1936 habitara estas tierras cedidas por Miguel de Riglos, y que tampoco imagino favoreciendo estos amontonamientos esquizofrénicos solo necesarios a los bolsillos de mercaderes que ponen su carreta adelante de sus propios bueyes.

Al fin de cuentas su mezquindad ya recibe premio. Solo "uno" de estos emprendimientos aportando 150 m2 de espacios verdes libres comunitarios por hab. ha podido vender y aumentar sus precios un 50%. Los demás, no superando los 6 m2 han debido bajarlos a la mitad, y aun así "no consiguen vender".

Refiriendo a Naturaleza una jarcha mozárabe del siglo X pone economía y aprecios a estos entuertos: "como si fueses hijito ajeno ya no te duermes más en mi seno".

Siempre es de economía recordar a la "libertad de los mercados", que la palabra libertad nació sostenida en forma indisoluble de la mayor responsabilidad. Y que ningún mercado supera a Natura en hospedaje y a responsabilidad humana en resultados.

Ver publicaciones de Pilar de Todos del 15/7/00 y Pilar sin Fronteras del 3/8/00. Archivo Gral. de la Nación; Instituto Ravignani; Archivo Histórico de Geodesia, La Plata.

Francisco Javier de Eitzaga Amorrortu

 

Tierra

anotación del20/1/01

Los erarios de la identidad humana están en su terruño, en su hogar y en su conciencia. Aunque a ésta última le caben sus fuentes más cercanas y visibles en el alma y los espíritus que en ella se alojan; y sus más profundas e invisibles en el meollo de Ego.

De las relaciones del hogar cada uno puede opinar. Todos de alguna forma lo han tenido.

Las relaciones al terruño, por el contrario, están desapareciendo. Sin que por ello el terruño vaya a desaparecer. Así como la conciencia y el hogar atiran; así el terruño.

El instinto gregario llamándonos a construir núcleos de organización superlativos, atraen más al espíritu constructor del hombre, buscando en ellos su cobijo.

La seguridad que parecen brindarle estos designios hacen que hasta la materia que corre por sus venas, por momentos pudiera ser como el cemento, gris. Aun en esta expresión acromática, estas pulsiones de la razón, parecen competir con ventajas sobre las cromáticas: el rojo de la sangre; el verde de la Naturaleza; el azul del cielo y el mar; el marrón de los leños.

Como todo ámbito, cuando muy estructurado, aprisiona. Y el de las obras humanas alcanza espesuras que superan a las de cualquier selva; con la diferencia, que su organización, por más que aspira, nunca alcanza a ser orgánica. Pues los intereses que la construyeron nunca antepusieron lo orgánico a la abstracción de sus ideas.

Y como éstas, las ideas, fueron hasta ayer las fuentes más frescas de licuación de identidades, sobre las que se funda contrapartida para alcanzar una identidad global común; serán siempre las crisis de identidad las que llamarán en cada vida, en el momento oportuno de máxima tensión de sus tramas, la atención de sus fuentes primarias de identidad. Y llegados a esta instancia , ya no nos abandonarán, aunque estemos aplastados de montañas de globalización.

La misma globalización se enriquece de estos entuertos, pues en ellos el alma emerge con otra dimensión.

Cada pueblo, sumando esfuerzos, va alcanzando su propio escaño de identidad. Y ello lo refieren en la atención, tesón, y confianza de cada obra de su elección.

Los argentinos como pueblo en relación a sus progenitores europeos, aparecen tranquilos, laxos, rentados, nunca demasiado acosados, dados a buscar creces sin demasiados trabajos, a alcanzar justicia sin demasiados celos, y en general a cultivar la vida en un balance gris que hasta podría descubrir una particular bondad.

Uno nunca sabe si esta particular laxitud que cultivamos no pudiera ser un regalo de mucha providencia, frente a la imposibilidad de competir por falta de ánimos forjados.

Advierten en nosotros muchos europeos que nos visitan, a un pueblo generoso, dispendioso, abierto, comunicativo. Y tal vez estos atributos fueran fruto de toda esa difusa materia gris.

En general los pueblos sanguíneos, a veces, repelen. Aunque claro está que sus ejemplos a veces también sorprenden. El carácter no se lleva bien con el gris. Tampoco la Naturaleza. Tampoco el terruño; tampoco el hogar.

Quizás sea el gris un invento de la conciencia para suavizar pulsiones, y poner tal freno a ellas, que sólo en el extremo de sufrir en extremo gris, salimos catapultados a buscar los colores de la pasión, de la Naturaleza, del terruño y del hogar. Dejando de lado las seguridades grises de la conciencia gris.

Aunque a veces, y generalmente ésto ocurre, ya se descubre algo tarde.

Como en todo crepúsculo, la mirada favorecida por las luces doradas, se extiende mas allá de los cortos horizontes del mediodía. Y nos permite ver el ensueño con que quisiéramos ver la vida si volviéramos a nacer.

Ésto pasa cada día. Cada día terminamos tareas que pudieran estar terminando con nuestros crepúsculos y nuestros amaneceres. El color de los sueños, sostenidos en el marco intransferible de nuestra sinceridad interior, nos pone en camino a ser útiles a cada destino.

Y el esfuerzo que conllevan los destinos todos, siempre va de la mano orgánica del terruño, el hogar y el lirio de nuestra integridad siempre cada día naciente.

Cuando las relaciones ancestrales han sufrido dolorosas amputaciones y lejanías, las presiones en el alma suelen ser tan grandes, que mejor por un tiempo poner paños tibios y un poco de gris. La exasperación que padecieron los que vinieron dejando del otro lado del océano los sueños de sus antepasados, tal vez necesite esta laxitud que nos envuelve sin saber cómo salir de ella.

Donde todos quieren ser privilegiados al gobierno y del gobierno; y muy pocos se ocupan de atender con pasión y color humano su propio destino personal; que no necesitaría pasar por salvar la vida de nadie, siendo gobierno.

Basta con la familia. Basta con el terruño. Basta con el hospedaje de cada amanecer. Basta con mirar atrás en el marco personalísimo de nuestros ancestros y sus esfuerzos, para no sólo tener consuelo, sino también obrar con estima y gen de amor propio. De aquí, órgano, color y lucro, que puede descubrir un día herederos.

Francisco Javier de Eitzaga Amorrortu

 

DUDA

Posición y posesión: lo que va de una a la otra y viceversa.

anotación del 17/11/00

En todos los órdenes de la vida donde hay amor o donde pretende haberlo, llámese querer, desear, soñar, cabe descubrir estas localizaciones y "armonizaciones".

Lo que va de la primera a la segunda tiene por caso claros correlatos en nuestras adquisiciones. Adquirir es apuntar "a querer". Luego, hay que quererlo, sostenerlo, usarlo, acariciarlo, amarlo, apacentar y así conservar.

Al adquirir debiera, siguiendo el curso de ese destino, caber "el uso". De hecho ésto es tan así, que desde tiempos inmemoriales en todas las culturas cabe este derecho de "usus capion", usus capere: el uso que da cabida. Derecho alcanzado sin antes haber ad-quirido. Cuya permanencia prolongada, poniendo el cuerpo, genera un día titularidad de dominio.

Otras formas de propiedad cabe discernir en las heredades y las donaciones, donde la prolongación del capital de gracias de un afecto concreto se manifiesta en este don; que por un tiempo esperará ser asumido con el mismo temple con que fué otorgado. La afectividad que se sostiene alrededor de estos “presentes”, en pos de destino, aspira a cohabitar a su destinatario.

En términos existenciales, es normal advertir primero una posición, luego una posesión.

Tránsito que se realiza con caricias, con presencia corporal, que luego al extenderse se revela inmaterial suscitando alientos y ánimos, que confirman la plenitud de esa posesión.

Así todas las cosas conllevan un tránsito que va mas allá de imaginarlas en cuadros de espectación. Puertas de entrada de historias que se construyen con amor, pasión, perseverancia, alzado esfuerzo. La visión imaginaria apunta cada día a mostrar ese camino que luego hemos de transitar con largueza.

Estas imágenes que van de la posición a la posesión quisiera hoy aplicar a dos situaciones que me pesan inmediatas. Una privada y la otra pública, que transcribo.

Advierto en las instituciones que tenemos para que conduzcan las cosas públicas a infinidad de funcionarios posicionados, pero pocos atendiendo lo que se espera de ellos. La mayoría alelados del alto cargo que tal vez ni imaginaron. Y haciendo ad-quisiciones desde ese "poder", sin que se advierta apunten con caricias, perseverancia y noble esfuerzo, a tomar posesión de un cargo, que entonces pudiera ser carga.

El ad-quirir desde el poder sólo es fiesta. Fiesta que conlleva siempre más fiesta. Hasta la televisión parece inducir ese rating. Nadie que toma este camino tiene retorno, sin antes morir de alguna forma.

Otros, por el contrario, permanecen alelados mirando congelados, y en actitud sin par de reflexión estiman los pasos a dar en aras de una previsibilidad, imposible en semejante marco de laxitud y desconfianza. Ya sabemos de quién hablo. Y así pueden pasarse eternidades, hasta que algún volcán los vuelve a calentar.

Finalmente están aquellos que "vivos" o "sacrificados", mueven el timón, izan las velas e impulsan y conducen la nave. Si son "carlitos", no preguntes donde vamos, pues puede que sonriendo manden el destino de un pueblo al "carajo".

Siento que allí estamos. Escuché a Duhalde decir que toda la dirigencia es una "mierda", incluído él mismo. Esta confesión con resuscitadora vergüenza indicaría que con suerte estamos por ascender al carajo.

El carajo es un lugar en el palo mayor de los naviós donde instalan al "vigía". Y cabe imaginar qué buenos fueran los vigías si experimentaron el horror y alguna corresponsabilidad por estar todos perdidos. De lo contrario si no asumen su parte en el dislate, son un peligro.

Los ausentes "en el timón", son los sacrificados; los que hacen "con dulce oficio", todo aquello que cabe a una vocación humana. Y no me extiendo en ello porque es de suponer, que todos tenemos cada día a descubrir el sentido personal y tal vez comunitario de una vocación.

En nuestras instituciones vecinales tenemos un honorable concejo deliberante, que como su primera palabra lo indica "puede ser", de aquí el sufijo "able" potencial, honorable. Por tanto habrá de ganárselo. En ningún sentido lo tienen asegurado. Mucho menos cuando toman posición, y se limitan a ad-quirir desde el poder. Esto no es tomar posesión.

Luego lo de "concejo". Pocas veces he visto concejos que se hallan ganado el honor de dar consejos. Primero, hacer de lo honorable un honor; y luego desde aquí, dar consejos.

Por fin lo deliberante: tal vez de tanta bondad puedan sacar el fruto multiplicador de bienes materiales y espirituales que cabe a la deliberación, que apunta a la reunión, no a la riña: unidos en el respeto, somos mucho más.

Cuando veo, por dar un ejemplo, que se han dado a la venta de calles públicas sin el debido y muy formal englobamiento parcelario que marca la 8912, y en particular el meollo de su artículo 64 bis, no me cabe duda que este honorable concejo deliberante, no es ni honorable, ni consejero, ni deliberante, sino una timba.

Ni idea tienen de cuáles pudieran ser sus arbitrios. Los que compran esas calles son tan ingenuos como ellos, aunque se crean vivos. Para la seguridad que persiguen no tienen ninguna necesidad de "comprar" calles. Basta con que las cesiones previstas o confirmadas no sean abiertas al uso público o semipúblico, hasta tanto el gobierno municipal estime conveniente hacerlo.

Pero ésto de vender y comprar calles como lo están haciendo, es una prueba palpable del disparate de posicionados funcionarios para fabricar materia gaseosa.

De la palabra timón, (griego homérico kuberne), viene la palabra gobierno. Por tanto me doy a imaginar que en el gobierno no basta con tener buen ojo, sino también buen pulso: sensible, sutil, firme, presto para captar los pequeños borneos y aun desviándose por momentos un poco del rumbo, llegar a destino primero. Está claro cuál es su función. Así como a los anteriores les cabe el mirar, a éste le cabe el sentir y timonear.

En nuestro caso parece que el intendente intenta hacer un poco las dos cosas. Sin duda porque siente que sus concejeros son un peligro si se los deja sueltos. Y por ello hace un poco de papá. Aunque en su función de gobierno pierda contacto fino con el timón. No es lo mismo mirar al timón que sostenerlo.

En ésto está su segundo, un empresario muy despierto que no parece el elegido por el pueblo para "sostener" el timón. Y en adición, demasiado consustanciado con sus negocios particulares como para manejar cosa pública alguna. De hecho si aplicaran la ley de ética en la función pública sería poco menos que imposible que hubiera asumido en la fecha en que lo hizo. Un caso típico de probable posicionamiento en el poder, sin posesionamiento del enorme sentido de su vocación pública. Sacrificio que no envidiaría.

El caso es que este circumstancial timonel, deja huellas de tan particular secreción de sus líbidos, que sus subordinados quedan por sus perfumes, con tal fidelidad y admiración o temor afectados, que parecen no darse cuenta de sus dislates. Está claro que no he pronunciado la palabra dis-creción, porque ni un brujo acertaría a aplicarla.

Queda exceptuado el Padre eterno, que sí, es capaz de escribir derecho sobre caminos torcidos.

Será bueno que toda la población siga rezando. Y cuando llegue la hora de votar, si quieren comenzar a participar, pidan un extenso curriculum de cada una de las personas que elegirán. No crean tanto en sus promesas, y comiencen a pedir curriculums. Lo mismo que se hace en toda empresa.

Las responsabilidades son siempre individuales. Por tanto antes de prestar atención a las promesas globales de los partidos, pongan atención en lo profundo y espontáneo que adviertan en "cada" persona. Falta "carácter"; faltan señas "personales". Y ésto no es individualismo, ni ningún "ismo". Esto es el A, B, C, de la responsabilidad humana y de cada destino.

Francisco Javier de Eitzaga Amorrortu

 

 

Eidos, Naturaleza y genio

anotación del 7/11/00

En días de lluvia cuando nos quedamos en casa dispuestos a moderar momentos de soledad y quietud, y conseguimos instalarnos en sintonía con nuestra alma, no siempre dispuesta a gritarnos para que la escuchemos, vemos qué pródigas pueden ser esas instancias para confesarnos sencillos anticipos de devenir.

Hemos aprendido con los años a disfrutar pequeños estímulos, que sin estos tiempos del campo, a nuestra naturaleza encendida y urgida se escapan.

A dónde mejor habríamos de escapar en estos tiempos que apuntan a preparar cambios, a pesar de estar sometidos hoy a tristeza y quietud obligadas.

Veladas armonías básicas nos sostienen; y aun marginados y obligados buscamos sereno refugio en algún lugar que parezcaponerse a tono con nuestra des-gracia.

Siempre acostumbro a separar el prefijo des- de la palabra "gracia", para resaltar el carácter oculto que espera de nosotros atención y esfuerzo para transformarse en gracia.Así son estos tiempos en lluvia de des-gracias, que a tantos a dejado empapados bajo sospechade quedar para siempre en intemperie.

Es aquí donde vuelven las imágenes del campo a redoblarse. Tantos han pasado a vivir en estos límites sin fin, que parece fuera el campo estable correlato a estas circunstancias donde los tiempos antes orquestantes han dejado de lado sus urgencias. A nuestros llamados nadie atiende. Sólo el campo y su persistente serena lluvia parece acompasar nuestra des-gracia.

Debo a esta altura imaginar que estas imágenes han debido ser comunes a todos nuestros ancestros desde tiempos inmemoriales. Y que si alguna novedad tienen nuestras vidas no es ésta, sino la de los tiempos que corrieron prestos de "progresos"; y que devorados por si mismos, pareciera se perdieron.

Llamados estamos a enterarnos sin sorpresas otras que las que conlleva la desgracia, que los ritmos más lentos por contraste cambiarán en profundidad, en sus cimientos, nuestra vida; manteniendo, facilitando y ennobleciendo la calidad de nuestros gestos.

Exacerbados los instintos por tanta maquinación inercial de los mercados, hasta los instintos gregarios se han saturado. No hay lugar hoy en las ciudades para marcos generosos naturales. A Naturaleza fueron siempre durante milenios acogiéndose los hombres y sus hogares. Acaso el cuerpo, acaso el alma, acaso el amor propio ha olvidado este referente que fuera reordenador de tantos comportamientos excededidos en su vértigo.

El fenómeno de la globalización a que apuntan los mercados,primero se ha manifestado en el desarrollo urbano sin límites que abran al intercambio inmediato con generosos espacios naturales. La valoración extrema del suelo en las ciudades no parece permitir demoras ni consideraciones medulares otras que no giren alrededor del dinero.

Hoy la aceleración vertiginosa de desgracias ha dejado a las vidas aleladas recorriendo en su tristeza y desesperación los marcos de continencia exacerbada de las ciudades. También ellas caídas en desgracia a pesar de estructuradas.

Salvo aquellos que presumen disfrutar asegurados sus destinos por fortunas amasadas, nadie parece avisorar caminos ponderables para la vida familiar y social. Jóvenes y no tan jóvenes parten. Muchos se instalan en pequeños pueblos europeos que restauran sin demoras el encanto de otras escalas en el habitar.

Los que quedan, amén de sacrificios obligados, esperan cada día recoger de algún lado, aliento para conformar. Lo poco que se alcanza deviene de fuentes de identidad propias, muy cercanas; y del respeto con que cada uno participa cuidados a su entorno. No imagino que hoy basten las distracciones que los medios de comunicación siempre regalan para pasar y esperar ver superadas las desgracias.

Cuando calan hondas estas suertes, mejor estar en entornos naturales. Para que la educación edificada pruebe si es capaz de encontrar correlatos en la perspectiva atenta con que la Naturaleza siempre alentadora, aun silenciosa nos mira.

Que su mirada alienta la paciencia y serenidad necesarias para amanecer; hospedando cada día un pequeño sueño. Sutil deseo que mueve a trabajo afectivo, sin mayores especulaciones. Nada resolverá en un santiamén nuestros entuertos; aquellos que por tuertos no vimos venir. Pero actitud sencilla y profunda al fin, que forja médula nueva y elimina cáscara en carácter vilipendiado por imágenes y comportamientos superficiales.

Que ciertos excesos en el hedonismo planertario que consumen sin término las grandes masas urbanas, penetra no sólo en la política, la administración, la teoría o la comunicación, sino en nosotros mismos. La propuesta de un mundo entretenido y risueño que tan fácil resultaba estimar positivo y de buena onda, cabe ahora sentirlo contrastado.

Décadas preparando este proceso que ahora nos abarca a todos. Y la forma, que por obra de espíritu la des-gracia parece estar conduciendo para salir de este embrollo, aunque cueste hospedarla, tal vez sea la marginación. Que no es querida, pero la tenemos encima. Ya está y es millonaria en vidas.

Obra de espíritu, repito, la marginación es lo opuesto complementario a la globalización; no para frenarla, sino para enriquecerla y armonizarla desde la calidad de sus altísimos contrastes.

Nadie puede imaginar, que toda esta irrupción fenomenal en los usos y costumbres a través de potenciación urbana de magra cortesía y urbanidad, (pues los mercados están siempre hambrientos y de prisa), se pueda asimilar en una década.

Tanto más rápido el cambio ha sido, tanto más lenta su armonización.

Nadie tomó tiempo para mirar cómo habría de suceder a falta de ideologías, una veloz conquista de al parecer urgida e inevitable ideología global. Tan global que la palabra ideología queda incapaz de hospedarla. Tan incapaces, que nos devuelve al sentido original de la voz "eidos": "al parentezco".

Allí recalamos en soledad radical. Todo marginado recala allí un día, para ser abismado en intimidad desoladora.

Esta necesaria crisis en nuestra pretendida y tal vez obligada intención integradora, alcanza en nuestro caso el más extremo, doloroso e increible contraste. Este marco inesperado y paradojal de marginación no es ideológico. Porque de hecho la ciudad y la globalización dice aspirar a incorporarnos a todos.

Pero al parecer, más allá de los planes de algunos sectores que se sienten cómodos, asegurados y no menos poderosos, no ha de ser hoy, como simples consumidores. No sólo el consumo, sino todos los mecanismos que desde la producción hacían al consumo han quebrado.

En tamaña confusión y desolación tendrá un inmenso valor alcanzar a sostener, cada uno, cada día, la más mínima expresión de esfuerzo y sentimiento hacia sus obligados afectos primarios. Esa integración primaria en marginación extrema, aun separado y en soledad, conformará cimiento que en cada uno habrá de madurar.

Tarea de Padre de espíritus, de arcanos, cavar cimientos. Y no estoy hablando de obra pública. Sino en extremo privada. Privada en adición de todo medio. Y aun así y tal vez por eso mismo, será cimiento. Los cimientos de cada condición humana no están hechos con superficialidades, laxitudes, bromas, promesas, dineros, ideas o parecidos.

Cavar cimientos humanos no es tarea que pueda hoy lucir. Aunque aparezca un líder, sólo puede acompañar el inevitable esfuerzo. No es el lider lo que está siendo llamado un día a lucir, sino el esfuerzo. Cimiento tantas veces callado y oculto.

Liberar mercados y liberar comportamientos es un sueño a desear, pero imposible de acariciar sin la más alta y cultivada responsabilidad.

Responsabilidad honesta y perseverante se eleva sólo desde profundo cimiento. No teníamos al parecer ese cimiento. Estos cimientos son la misma vieja historia del mundo, siempre pidiendo renovación y siempre presente; nunca pasado. Pues la materia prima de toda historia ha sido siempre "presente" de elevación a través de los esfuerzos. En cada vida y en cada oportunidad.

Un marginado puede sentir el peso de la desgracia y al mismo tiempo una hebra de consuelo y oculta esperanza. Si fuera el caso de que aun en des-gracia un día soñemos, no dejemos ese sueño partir.

Ponderemos cómo hicieron en el pasado nuestros abuelos y tatarabuelos en situaciones infinitas de "pobreza", y veamos si ellos fueron sumisos; y a quién se sometieron. Preguntemos a nuestras abuelas.

Nos hemos sometido al lenguaje de mercados. Quien más quien menos quedó impregnado de sus ambiciones: tan volátiles en sus cargas de identidad como el solvente.

Todo marginamiento conlleva en amor propio un vínculo, más medular aun que la esperanza. Llave íntima que enciende la atención de las vidas en sus amaneceres, y alienta la confianza.

Perseguir esfuerzos exaustivos con la pequeñez de un niño, con la persistencia y pobreza del caso, abre a lasgracias más difíciles y no por eso menos naturales.

Aquí vuelvo a ponderar nuestras antiguas hebras familiares que desde siempre nos han de regalar estímulos desde su propiopasar. Des-gracia que nos vincula con ellos, para no olvidar que también ellos saben de la peste que es naufragar, sin esperanzas de que alguien "responsable" nos venga a rescatar.

La primera respuesta viene siempre, aunque oculta, de ellos. De ellos hacia nosotros a través de pequeños sueños, deseos, azares que nos ponen en el marco concreto de pequeñez para hospedarlos. A ellos y a su Naturaleza, oculta pero inscripta en la memoriade cada criatura y su habitar. De aquí un día aconteceres que tendrán que ver con el carácter, la calidez y los gestos propios de una vida más íntima, espontánea y humana.

Que no se habrá de caracterizar en estos tiempos de globalización y pareja marginación, por los ricos destinos que sin duda nos están prometidos, sin antes ganar algunos viejos parentezcos con todo aquello que acompaña la edificación interna del hombre, desde sus propios genes.

Genes que en soledad y des-gracia como profundos huéspedes honrará.

Hace tiempo que parece no haber tiempo para atender estos indecibles.

Los mercados tienen otras ambiciones.

Solo el arte y la poesía parecen "a veces" dispuestos a diferenciarse.

Ahora habrá tiempo de sobra para que cada uno encuentre su camino.

Tarde o temprano la mayoría estamos llamados por simple cuestión de armonías, aun en tardíos destinos,a hacer tránsitos más pausados y profundos aunque parezcan no importar a una globalización.

Y hacerlos en marginación, tristeza y soledad, siempre ha sido el marco, el más apropiado, para apropiarnos de una personalidad, y de un carácter las más veces sufrido; señales de un llamado a renacer para acompañar un día mejor los tiempos nuevos.

Que ésto de la personalidad también habremos de vivenciar como algo íntimo que viene del alma, y no mediático que pudiera venir de los mercados, como a tantos se les ha hecho creer.

Y váya si creyeron haberlo logrado.

Naturaleza y marginación se den hoy como lo fue siempre, la mano.

Ya que no cuidamos al Hombre, veamos cómo lo hace en silencio la Naturaleza.

Y todo lo imponderable de memoria, esfuerzos y armonías de viejos huéspedes, como en un huerto se nos regale.

Ella ha sido siempre refugio para pobres y también incluso ricos, cuando se han sentido marginados.

Su riqueza no tiene que ver con los mercados, ni con papeles sin identidad.

Sino con el carácter, señal de amor propio. Tierra para cultivar.

Participemos de los mercados, no cuando tengamos poder, sino cuando tengamos cultivado amor propio.

Para "alcanzar" en armonía lo global, debemos prepararnos con carácter personal fenomenal. Eso no viene del dinero, ni del poder ávido, ni de la vida asegurada, ni siquiera del conocimiento aplicado. Antes viene de la honestidad y perseverancia en amor propio cimentados.

Allí el marco apropiado de cada identidad. Allí nos sentiremos libres.

Y así será nuestra actitud, cimiento de profundo crédito y mayor creatividad.

Ésto nunca globalización alguna lo ha de poder, ni querer obviar.

El altísimo contraste entre los parentezcos y la globalización potencia la necesidad de ubicar, de localizar los marcos de responsabilidad, que sólo el afecto mas íntimo y sincero puede discernir, por sobre las tentaciones que sume cualquier inteligencia o poder.

Lo global es una oportunidad tan extraordinaria, como el esfuerzo gigantezco que habremos de hacer todos y cada uno para merecerla.Estas lluvias de des-gracia nos hacen fértiles para la enorme cantidad de problemas quesiempre "en cercanía", cada uno sentirá necesidad de resolver.

Cada uno poniendo respeto e insistencia no menor que su paciencia, para que a poco crezcan las conciencias, las oportunidades y los sueños. Que son todos ellos, cimiento afectivo y creativo de nuestra responsabilidad.

La comunicación horizontal urgida y sostenida con respeto desde el sufrimiento, es no sólo la única salida con correlatos al progreso, sino que es la única forma de perforar las pirámides burocráticas y llenarlas de vergüenza conmovedora.

Tenemos las mayores oportunidades de transformar nuestra mirada íntima. Y en la soledad de tantos abandonos afirmarnos en la calidad de nuestros comportamientos.

Ese gesto de orgullo limpia toda la mirada, al menos por un tiempo, de todas las pestes que atrapan nuestras iniciativas.

Y nos reafirman a luchar por nuestros sueños permaneciendo en cercanía afectiva.

Nunca hubo más tarea para hacer.

El favor sea de nuestra parte.

La vergüenza ajena.

Para que el cosmopolitismo alcance tolerancia vale lo dicho respecto de la Naturaleza. Los grandes núcleos urbanos tienen tramas demasiado extensas y trabadas, para articular desde la soledad y el marginamiento los primeros resortes de la elevación personal. En las fronteras de la Naturaleza están los ámbitos primordiales de cualquier armonización.

La globalización es una clara expansión de aquellos pueblos que la lideran, comprimiendo a otros. En los primeros hay dilución; en los segundos concentración.

Por eso hablo de "parentescos"; en eso hablan las "cercanías". Ésto, repito, no tiene que ver con xenofobia sino con el hospedaje y su acomodamiento. Pues tanto el que da como el que recibe, dan y reciben con orgullo. Disponer ese orgullo en forma apropiada lleva tiempo de sinceramiento interior y esfuerzo.

La voz homérica genios, refería al hospedaje. Luego xeno- terminó emparentado a las fobias. El hospedaje reclama preparación de todo tipo, y no poco orgullo. Ni hablemos de paciencia.

De lo contrario termina en fobia.

El marginamiento inducido, obligado o merecido, es y hace a la posición más radical de ese orgullo para prepararse y responder como siempre y como sea ha de caber. Y aunque pasen mil años, mejor empezar hoy. Y empezar por casa. Y por cada barrio. Y por cada pueblo.

Francisco Javier de Eitzaga Amorrortu

 

Simbolización

Los frutos impensados que derivan de esfuerzos elevados sobre cimientos de grandes cargas patenciadas, derivan sin darnos cuenta, en simbolización. Así, ésta, no es mera actividad de la conciencia, sino lo que en callada profundidad, la pare y la nutre.

La simbolización no es una tarea crítica fruto del diseño y análisis de los llamados "arquígrafos"; sino un fenómeno, bien claro anterior a toda fenomenología. Que irrumpe en la existencia como forma particularísima de la insistencia de un espíritu para ingresar, ya alojado en el alma de un hombre, en su periferia inmediata; consagrándolo a éste, a seguirlo.

No hay proceso más mágico y loco en la cercanía del mundo de los cuerdos, que el de los símbolos, en su "nacimiento" y en su devenir; “sembrando” ese fenómeno calificado en su eurística manifestación, que cuando cultivamos, llamamos cultura.

Los frutos de este devenir son tan sobrados, que pronto desaparece la entidad, la pequeñez, el milagro de la semilla que luego en conciencia llamamos simbolización. Y cualquiera que más allá de génesis tan vivencial, como experiencia, se intente dar a ello, ésto es, trasladarlo al exterior como desarrollo dialéctico, lo más probable es que acierte a dar sólo un razonado y razonable proceso de los hechos.

Nunca tocará sin embargo, lo mágico originario, pues no ha sido tocado por ello. Lo mágico no necesita discernimiento; sólo un loco enamorado y trabajador, que se deje llevar por ello. Cuidando de redoblar identidad; manteniéndose en cercanía de sus afectos primarios. Pues en esta cercanía, lo mágico se descubre un día, aun hoy velado, pleno de identidad.

De lo contrario nos perdemos en galaxias celestes. Es en esa distancia mínima que nunca recuperará, donde se gestan los espacios y momentos creativos. Que logra con trabajo simple y cotidiano hospedar, y dar a hospedar con su mayor afectividad, alimentando esa membrana periférica que llamamos cultura.

Ese simple parche de afecto es lo máximo que puede hospedar el cometa "ciego" de la cultura, lleno de estructuras lubricadas con añadidos de estructuras que hacen invulnerable el marco ahora sí bien ciego de la razón, para hacer de ésto, un juego entre poderes.

 

 

Cultura

Anotación del 19/6/00. Había regresado del país vasco el 11/6.

Los frutos impensados que derivan de esfuerzos elevados sobre cimientos de grandes cargas patenciadas, derivan sin darnos cuenta, en simbolización. Así, ésta, no es mera actividad de la conciencia, sino lo que en callada profundidad, la pare y la nutre.

Cultura. Voz que resume lo más oculto y lo más manifiesto de nuestros cultos, de nuestros oficios, de nuestros sacrificios y de nuestras dulzuras. Caldo de todos estos cultivos. Por tanto, una vez inmersos, indiscernible lo más oculto, tanto como lo más manifiesto. Pues en esas tramas internas del tejido próximo todo adquiere enorme e inevitable cohesión.

El periodismo que se mueve en estas aguas, sólo juega sin darse cuenta con las rupturas de las olas en la orilla; y sus críticas apuntan a surfear en ellas, sin alejarse de esta entretenida situación; que se resuelve, tan pronto otra ola ingresa. Ningún periodismo osaría escindirse de estas cercanías juguetonas.

Excepción conforman los eremitas, que se colocan o "son colocados" en la triste, escindida y solitaria condición de los vigías. Éstos, cuando aparecen, devienen tras siglos, sacralizados. Así, una visión de la cultura nunca podrá extender su mirada más allá de su centro visible de atención; pues cualquier otro centro imaginario debería estar tan estructurado como el que se pretende distraer. Y eso resulta imposible en términos de "realidad".

Excepto, que suficiente materia afectiva sea puesta una y otra vez en cercanía de una periferia; y que comenzando a conmover en forma reservada y entrañable, (aunque extraña para los demás), incorpore tras patenciación en las luchas del trabajo, esa materia originaria de toda cultura, que llamamos simbolización.

La simbolización no es una tarea crítica fruto del diseño y análisis de los llamados "arquígrafos"; sino un fenómeno, bien claro anterior a toda fenomenología. Que irrumpe en la existencia como forma particularísima de la insistencia de un espíritu para ingresar, ya alojado en el alma de un hombre, en su periferia inmediata; consagrándolo a éste, a seguirlo.

No hay proceso más mágico y loco en la cercanía del mundo de los cuerdos, que el de los símbolos, en su "nacimiento" y en su devenir; “sembrando” ese fenómeno calificado en su eurística manifestación, que cuando cultivamos, llamamos cultura.

Los frutos de este devenir son tan sobrados, que pronto desaparece la entidad, la pequeñez, el milagro de la semilla que luego en conciencia llamamos simbolización. Y cualquiera que más allá de génesis tan vivencial, como experiencia se intente dar a ello, ésto es, trasladarlo al exterior como desarrollo dialéctico,lo más probable es que acierte a dar sólo un razonado y razonable proceso de los hechos.

Nunca tocará sin embargo, lo mágico originario, pues no ha sido tocado por ello. Lo mágico no necesita discernimiento; sólo un loco enamorado y trabajador, que se deje llevar por ello. Cuidando de redoblar identidad; manteniéndose en cercanía de sus afectos primarios. Porque de lo contrario se perderá en galaxias celestes.

Es en esa distancia mínima que nunca recuperará, donde se gestan los espacios y momentos creativos. Que pudiera con trabajo simple y cotidiano hospedar, y dar a hospedar con su mayor afectividad, esa membrana periférica que llamamos cultura.

Ese simple parche de afecto es lo máximo que puede hospedar el cometa "ciego" de la cultura, lleno de estructuras lubricadas con añadidos de estructuras que hacen invulnerable el marco, ahora sí, bien ciego de la razón. Tan ciego como para dejar abierto el juego entre todos los poderes, y los siempre más pobres quereres.

Así por dar ejemplo: estructuras financieras al servicio de sus mismas redes en mercados. Consultoras de imagen para imprimir vértigos y seguridad a sus cegueras. Mayores éx-itos amayores cegueras. De aquí en más sólo caben calladas advertencias que la Vida en cada vida, en intimidad de facturas y premios imprime. Acertar a identificar estas fuentes, nunca fue tarea sincera de desarrollos especulados sobre cultura.

A la vejez todos, las gracias de las fuentes de su Vida vivan. Gran logro de conciencia si las identifican.

Francisco Javier de Eitzaga Amorrortu

 

País

Anotación del 25/9/00

Después de ver cómo el país entero va cayendo en modorra completa, y la figura del ejecutivo aparece repetida en los medios en la simple actitud de dormir, sin dar señales de carácter, espontáneas y naturales, ni de quiebres; ni aun cuando se ventilan las peores y viejas costumbres de todos los poderes; cabe imaginar tanta calma fuera obra divina.

Y a ello prepararse juntando alimentos en la madriguera, cerrando la cueva e irse como los osos a dormir.

A la naturaleza le pasa ésto cada año. A los humanos cada día. Y a los países pudiera acontecerles, sin que nadie atine a imaginar cómo cambiar esos ánimos "reparadores".

Los economistas siempre alertas, hoy parecen atados de manos. Tienen suficiente conciencia como para no alardear fueran errores de fácil corrección.

Es obvio que el país está plagado de horrores, ya no de errores. Pero también es obvio que hay poca o ninguna voluntad dispuesta o confiada en poner sus energías en sacrificios "inútiles", y de ello promover cambios.

Los sacrificios que hoy se advierten, son dulces oficios, mas que tradicionales sacrificios. Y ésto no me parece mal.

Porque también en ello caben oportunas solicitudes de conciencia a sincerar.

Cada uno a sincerar.

Construir una cultura, sin disposición a rendir culto. Y hablar de cultos, sin disposición a sacrificios; es cosa tan sencilla como echarse a dormir. Por ello cabe advertir en qué se han transformado nuestros ídolos. ¿Qué ha quedado de arquetipos? El arquetipo lo marca el "rating". Vivimos festejando el colmo de las idioteces, y le echamos la culpa al ejecutivo por meterse en la cama. Si él también pobrecito está buscando rating, y lo mira en el mismo televisor que nosotros.

Tal laxitud general y popular conduce al sueño. El dormir es placentero. Y aunque fuera turbulento, es restaurador. Porque en ellos intervienen espíritus, que conocen mejor que nosotros, no sólo el porvenir, sino nuestra sincera poca disposición a los esfuerzos; amén de alejados de los destinos que ellos quisieran para nosotros.

Algunas imágenes globales sin duda compiten con la del más formidable espíritu. Y así, al menos entre sueños, nos van tocando; corrigiendo; ajustando rumbos, sembrando vocaciones; que de lo contrario seguimos corriendo en pos de imágenes prestadas y repetidas hasta el hartazgo. Imágenes que repito, no provienen de un "inconciente", sino de una conciencia mediática a disposición de elementales "poderes" humanos. Y así de ellos pendiente el destino de nuestras vidas. No permitir ver otra salida es también parte del juego que promueve el "rating". Globalizar; masificar; celebración total.

Es indudable que en todos los paises se cuecen habas. Pero la laxitud, la necedad y el cinismo, con que se revelan cada día las estupideces humanas en la Argentina, merece si no estamos dispuestos a discernirlas, que el llamado espíritu santo de los pueblos, mientras dormimos una larga siesta, se ocupe de ello.

Imaginar que la justicia, hija de la debilidad como recordaba Cicerón hace 2000 años, fuera la esperanza de tantas correcciones necesarias, es señal que estamos dispuestos a tomarnos con soda este largo invierno.

Y no serán meses. Serán largos años. Pues elevar el carácter de todo un pueblo sumergido en laxitudes, sin mediar exasperaciones, ha de demorar al menos varias décadas. Y no se trata de considerar estas cuestiones en los foros económicos. Porque no es de números que estoy hablando. No hay número que resista a la conciencia más elemental.

Los malos y peores ejemplos en todos los actos particulares; sin necesidad de descubrirlos en los funcionarios o empresarios, ya simples comerciantes o ensoberbecidos financistas en sus cúspides de papel pintado, esperando que las cosas cambien para seguir haciendo con más avaricia sus "inteligencias". No, repito. No es necesario descubrirlo en estos especímenes, aunque nos creamos sus víctimas. También ellos lo son. Aunque lo descubran tardíamente en sus hijos.

Si no somos capaces de descubrir nuestras flojeras en nosotros; en nuestras actitudes hogareñas, maritales, paternales, familiares y amicales; es inútil que las descubramos cada día en las noticias de la prensa escrita o televisiva. Si no empezamos cada uno a corregir nuestros comportamientos íntimos, con naturalidad y espontaneidad; es inútil que tengamos un buen gobierno. Porque incluso nunca sabremos elegirlo. Siempre nos dejaremos embaucar. Creídos que sólo hace falta "poder" de decisión para heredar bonanza. Y a ésta, mantenerla en el culto de la imagen.

No hay bonanza que valga si no te la has ganado. Y revalidado título de merecedor, cada día hasta el final de tus días.

Nuestro país, su tierra y su gente, son de mansedumbre. Y a esa mansedumbre se la envenenado con demasiada estupidez. Que si bien entretiene, y váya si lo logra, aleja de tantos arquetipos, que de a poco deja a multitudes incapacitadas para el menor esfuerzo; de cualquier vocación que sea. Y encima licuando la memoria de los esfuerzos de los que nos antecedieron.

Y para peor remedio, como nos preciamos de ser pueblo inteligente y culto, creemos que sólo "pensando", buscando una fórmula intelectual, comparando, analizando, es que vamos a salir de este pantano.

No lo creo, y sin duda no lo espero.

Espero sí, a poco cada uno vaya resumiendo,qué está dispuesto a querer y a luchar por ello. Pero nada de grandes sueños; o grandes luces.Solo pequeños sueños. Y cuanto menores luces, mejor. Así estará dispuesto a ponerse a trabajar del pezcuezo para abajo y a vivenciar otras latitudes. Que aunque nada aseguradas, tienen guías apropiadas a cada vida. Un poco más atentos a nuestros foros íntimos, comenzar a sentirlas y relacionarnos con ellas.

Hoy, el trabajo socialmente organizado está en crisis. Mañana lo estará aun más. Porque con este nivel de desarrollo de conciencias, y la dirección a que apuntamos, no cabe esperar milagros. La propia conciencia es la que está adormeciendo. Y no propongo repito, exasperaciones. Propongo que cada uno en lugar de buscar un médico o un abogado, busque el médico y el abogado en si mismo. Y sin esfuerzos exagerados, pero si sinceros, espontáneos, simples y reiterados, comience a establecer allí su cuota de carácter. Que por cierto estará malhumorado por un tiempo. A la justicia pídanle lo inevitable; pero estén dispuestos a esperarla mil años.

Así sienten qué poco esperar de ella, sin antes generar nosotros, mejor refugio en nuestros propios comportamientos relativos.

Cuando las muestras de carácter en cada ciudadano se adviertan crecidas, todo tendrá correlato en la justicia, en el gobierno, y en los empresarios. Y sus poderes descenderán como servicios a un pueblo que se los habrá ganado. Hoy somos pueblo esquilmado. Políticos y lobbies: necios y avaros. Ciudadanos descalificados.

El carácter reclama soledad. La inanición conduce a ella. Está llena de tristeza. Pero es constituva del alma nueva. Por el camino de la violencia se arriba siempre a alma cerrada y vieja.

Si hacemos un racontto de cuáles fueran para cada uno de nosotros nuestros ídolos, veremos que nada, ni a quién tenemos para reclamar.

Mejor cerrar los ojos y dormir. Y así tal vez veamos cuál es el mundo que queremos y cómo habremos de merecerlo.

El rating apunta al circo. Y de eso sobrado tenemos. El circo se ha instalado en la cámara alta, en las finanzas, en las vocaciones, en los oficios, en las costumbres y en las cosmovisiones. Sólo en la soledad reina por su ausencia.

Y cuando dormimos pudiéramos comenzar a hospedar otros sueños, que los de ayer, a pesar de la vigilia, envilecieron.

Francisco Javier de Eitzaga Amorrortu