Index . a nutrir paisaje protegido mirando por:

Cap I

Ecología de ecosistemas e hidrología urbana . 20 preguntas

confesiones . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . 14 . 15 . 16 .

Dinámica horizontal en humedales: esteros, bañados, meandros, cordones litorales . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 .

Cap II

Patrimonios en ámbitos rurales, confesiones .

17 . 18 . 19 . 20 . 21 . 22 . 23 . 24 . 25 . 26 . 27 . 28 . 29 . 30 . 38 . 39 . 40 . 41 .

El paisaje construído en Al Maitén . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 .

Cap III

Paisajes culturales . 31 . 32 . 33 . 34 . 35 . 36 . 37 .

Cap IV

El timón 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 .

Cap V

Leyes particulares . introito . 0 . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . 7 . 8 . 9 . 10 . 11 . 12 . 13 . 14 . 15 . 16 . 17 . 18 . 19 . 20 . 21 . 22 . 23 . 24 . 25 . 26 . 27 . 28 . 29 . 30 . 31 . 32 . 33 . 34 . 35 . 36 . 37 . 38 . 39 . 40 .

Cap VI

Paisajes interiores

Inmanencias . 1 . 2 . . La viga de cruce . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . 6 . . Joaquín Lera . . jubileo . . creación . . intangibles . . despiertanos . . Carlos Lohlé . . Guillermo Roux . . Roux y Alonso . . César Pelli . . Joaquín V. González . . Sean Carroll . . NicoLNOL . 1 . 2 . 3 . 4 . 5 . .

 

Balboa, tras la última frontera del mundo

Por Carolina Arenes, para La nación, 11, de Junio del 2015

Jerez de los caballeros, Badajoz.- En la pila bautismal de la iglesia San Bartolomé, en Jerez de los Caballeros, Badajoz, Vasco Núñez de Balboa recibió el sacramento que lo hermanó al cristianismo. Está aquí la piedra original, cóncava y profunda, en la que fue bendecido. La encontraron durante los trabajos de restauración, entre 1969 y 1972, y fue colocada en este lugar hace dos años, cuando se celebraron los cinco siglos de la gran hazaña de Balboa: haber sido el primer europeo en divisar las aguas del océano Pacífico desde las costas orientales.

Trato de imaginar cómo habrán sido este pueblo y esta iglesia -el azul de los azulejos sobre el ladrillo rojizo de las fachadas, la imponente torre mudéjar- en la época en que Balboa dejó atrás las murallas, las almenas, la Torre Sangrienta que selló el final de este enclave templario, para empezar el camino que, en 1500, a los 25 años, lo llevaría a los barcos, al Caribe, a las costas del Dairén, hoy Panamá, a la desmesura de la Conquista.

Su itinerario no fue tan distinto al de los cerca de 15.000 hombres de esta región, Extremadura, que se sumaron a las expediciones españolas en América. Cortés, Pizarro, Orellana, Valdivia -nombres grandes de esa historia- también eran extremeños. No es que haya aquí nuevas claves sobre sus esfuerzos, su ambición, incluso tal vez sus ideales en medio de aquellas bacanales de crueldad y de gloria. Pero estar en este lugar, entrar en su iglesia, en la casa de la calle La Oliva donde nació, hoy convertida en museo, pone en perspectiva la naturaleza excesiva de la hazaña. Ese salto ciego -el suyo y el de tantos otros- desde el pequeño pueblo amurallado, desde este universo seco en las colinas enjutas y aisladas de Extremadura, al espejismo de quimeras del otro lado del mundo.

Hay algo del Ursúa novelado por William Ospina en este Balboa que, como aquél, no se fue de España para huir de la pobreza, que conocía el arte de la espada, pero también el de la lectura y la escritura, y que una vez en América usó todas esas artes, más su carácter y su astucia, también su violencia, para imponerse a los nativos y a las traiciones que la codicia había desatado entre los conquistadores. Fue criador de cerdos, polizonte, adelantado, alcalde, fundador de ciudades, improvisado constructor de naves, aventurero y expedicionario en selvas hostiles e inaccesibles, y alcanzó la gloria con su proeza más recordada: haberle enseñado a Europa las aguas del mítico Mar del Sur.

Como el Pedro de Ursúa que el escritor colombiano retrató en su trilogía sobre la Conquista -Ursúa, El país de la canela, La serpiente sin ojos-, Balboa fue brutal con los indios, pero en ocasiones también los defendió (algo que hasta Bartolomé de las Casas le reconoció). No corrió tras la canela ni persiguió la leyenda de El Dorado, pero sí los relatos que hablaban de un mar quieto detrás de las montañas, donde desembocaban ríos de oro y las playas estaban cubiertas de perlas. Como Ursúa, tuvo amores con una mujer indígena -Anayansi, la hija de un cacique- y también como él no cayó víctima de las flechas nativas, sino de la traición de los suyos. Así como Ursúa sufrió el poder despótico de Lope de Aguirre, el de la ira de Dios que filmó Herzog, con el hombre que lo mandó matar, el gobernador Pedro Arias Dávila (Pedrarias), Balboa sintió en carne propia "la furia del averno".

No había santos en estas tierras en esos tiempos, y si los había no eran conquistadores, pero acaso en Balboa -y también en Ursúa, nos dice Ospina- puede rastrearse algo más que la codicia desnuda y brutal. La Conquista, parece resignarse el escritor colombiano, tal vez era una fatalidad inevitable de la historia, pero podría haber sido menos brutal, menos predadora, de haber prevalecido otros hombres. Si Pizarro fue violento e implacable con Atahualpa , Hernando de Soto, uno de sus generales, llegó a entablar amistad con el rey de los incas humillado. Balboa, que fue cruel en la guerra, también era capaz de respetar acuerdos con los indios.

Abel Posse, que también zanjó con una trilogía de ficción histórica la conflictiva relación con España y la Conquista -Daimón, Los perros del paraíso, El largo atardecer del caminante-, vio, en la descomunal figura de Aguirre, en su impronta anárquica y salvaje, el antecedente remoto de los dictadores latinoamericanos. "La idea de autoridad y poder en este continente nos viene de ese modelo de conquistador enloquecido", escribió.

Si era inevitable, ¿al menos habría sido menos salvaje y menos cruel la Conquista del Nuevo Mundo -y todo lo que vino después- de haber habido más Balboas y menos Aguirres?

 

Mi comentario

 

Es curioso que los 7 tan buenos comentarios que acompañaban esta hermosa nota, hayan sido eliminados de todos lados y hasta la propia nota de su espacio en la edición digital. Un misterio de censura interna que no resulta sencillo de olvidar.

 

Vuelvo a felicitar a Carolina Arenes por su rica nota y acerco esta otra subida hace dos días como respuesta al blog de una ONG de pueblos originarios que se proponía acercar escrache al homenaje que se le rendiría hoy a Juan de Garay en su monumento junto a la Casa Rosada.

 

Juan de Garay vendió hasta los vestidos de su mujer para ayudar a fundar Santa Cruz de la Sierra, luego Santa Fé y por fin Buenos Aires. Lo hizo con 65 compañeros, de los cuales 58 eran “hijos de la tierra”. Esto es: hijos de vientres guaraníes. Dejó su Vida en esas peripecias.

 

Y para tener una idea de lo que eran esas fundaciones rodeadas por decenas de miles de aborígenes, la ciudad de Buenos no superó en las primeras dos décadas los 100 habitantes. Y durante 100 años fue la ciudad más pobre de América.

 

¿En ese marco de miseria quieren hacer revisionismos? No está mal que lo hagan, pero acerquen un poquito más de data para que no parezca un vulgar genocidio.

 

Ese puñadito de pobladores no estaba en condiciones de saltar abismos culturales y afectivos para remediar en esas primeras décadas lo que a cualquier pueblo lleva siglos para de esa forma conmovernos y animar la merecida reparación. No con odio, sino con Amor.

 

El propio San Martín parece ser hijo de Diego de Alvear y un vientre guaraní. Me parece que la primera deuda es poner en claro estos orígenes, porque de esa forma ponen de relieve el Amor de esos maravillosos vientres que están presentes en todas nuestras aristocracias, desde Manuel Belgrano hasta Victoria Ocampo. Pregunten a Benayán Carmona lo que nos une a estos pueblos originarios.

 

Un cálido saludo al cacique Collazaré y a su descendencia Chañá Timbú (cuyos restos es probable descansen en el osario llamado hoy de Punta Querandí, al pie de la barrancas del Cazador en Escobar). A este sufrido cacique hube dedicado la demanda de inconstitucionalidad I 71751 en SCJPBA visible por http://www.hidroensc.com.ar/incorte10.html

 

Sugiero ver este video https://vimeo.com/126428999

 

Saludo Atte, Francisco Javier de Amorrortu